Este domingo, el caudal del río Táchira había perdido su fuerza. La furia no era igual que el día anterior -sábado 27 de marzo-, cuando la mayoría de las trochas estuvieron cerradas por la crecida del afluente.
Lo que sí ha frenado en ciertos momentos el paso de personas ha sido la crecida repentina del río Táchira como consecuencia de las precipitaciones en las cabeceras, pero, aun así, no faltan los temerarios que se atreven a montarse en una balsa improvisada para cruzar la corriente.
Las rutas más comunes para ir al vecino país siguen siendo La Siete, Las Pampas y La Platanera. Todas tienen sus puentes improvisados, los cuales, en varias ocasiones, han sido arrastrados por la corriente.
«Pasé esta mañana a Colombia. El río sigue crecido, pero con menor fuerza», recalcó Miriam Campo, de regreso a Venezuela. «Cruzo para lo estrictamente necesario», agregó.
Campo, de 45 años, retornó a su país en horas de la tarde. Eran cerca de las 2:30 p.m. cuando fue abordada por el equipo reporteril de La Nación. «Soy de la frontera y aún no me acostumbro a cruzar por las trochas. Ojalá y pronto abran los puentes», subrayó.
En imágenes captadas por el equipo reporteril de La Nación, el afluente del río aún registraba cierta fuerza este domingo.
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