La misa del Domingo de Ramos se celebró dentro de la Basílica de San Pedro en el Vaticano por segundo año consecutivo debido a las restricciones por la pandémia de la COVID-19.
El papa Francisco ofició la santa eucaristía e instó a los cristianos a que recuperen “la capacidad de asombrarse” para “volver a comenzar” en un mundo marcado por la pandemia.
Este Domingo de Ramos comenzaron los ritos de una nueva Semana Santa en medio de la crisis sanitaria que ha desatado el nuevo coronavirus.
“Volvamos a comenzar desde el asombro”, dijo Francisco ante unos pocos fieles en el interior de la Basílica de San Pedro, donde se realizó la celebración litúrgica del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, en lugar de en la plaza vaticana y con la presencia de decenas de miles de personas, como era habitual hasta la llegada de la COVID-19.
“Dejémonos sorprender por Jesús para volver a vivir, porque la grandeza de la vida no está en tener o en afirmarse, sino en descubrirse amados. Y en la belleza de amar”, sostuvo el papa.
El pontífice estuvo acompañado por una treintena de cardenales y varios religiosos, quienes respetaron la distancia de seguridad para resguardarse del virus que en Italia ya ha cobrado más de 100.000 vidas.
La tradicional procesión de las palmas se redujo a un pequeño recorrido realizado por los cardenales con palmas entre los escasos fieles presentes en el interior de la basílica, que fue decorada con algunas ramas de olivo.