Vivimos tiempos sumamente difíciles. En Venezuela sufrimos los males de una emergencia humanitaria compleja que nos consume con el pasar de los días, a la vez que lidiamos con el peligro que representa la pandemia por el COVID-19. Debido a los salarios tan bajos que hay en el país, millones de venezolanos deben exponer su salud para poder ganar dinero y así. Poder resguardarse con todas las medidas necesarias para evitar el virus es un lujo que pocos pueden tener.
No es un secreto para nadie el terrible estado en el cual se encuentran los hospitales en todo el territorio nacional. Hemos sido testigos en las dos últimas décadas del gran retroceso y derrumbe de nuestro sistema de salud. Los hospitales no cuentan con los servicios básicos necesarios para el día a día, como el agua y la electricidad, tampoco con los insumos médicos. Con un déficit tan grande, nuestros hospitales no han podido hacer frente a la pandemia. Los mismos no cuentan con las capacidades reales para atender a las víctimas de esta enfermedad. Los contagios diarios son mayores y los fallecimientos también van en ascenso. Conseguir una cama en algún hospital hoy, representa una tarea titánica y son escasos los venezolanos que pueden costear los tratamientos necesarios para superar los males que ocasionan en el organismo.
Los venezolanos tenemos miedo de contagiarnos del virus y contagiar a otros. Nuestra salud, como la de nuestros seres queridos, está expuesta. Por eso es preciso tomar las mejores y más expeditas medidas para combatir al virus. En todo el mundo han comenzado ya los procesos de vacunación masiva contra el COVID-19, porque se ha entendido que la vacuna es necesaria para prevenir más contagios y muertes. En Venezuela aún estamos a tiempo de evitar una tragedia aún mayor.
Quienes nos dedicamos al mundo de la política nacional y asumimos el compromiso de trabajar por el país y por los venezolanos, debemos entender que es clave llegar a acuerdos que permitan la entrada de las diferentes vacunas contra el COVID-19. No podemos politizar la salud y la vida de millones. Al país le urge que lleguen las vacunas al país y que tomemos las mejores decisiones por. En plena emergencia sanitaria son contraproducentes los obstáculos por motivos políticos. Estos no hacen más que acrecentar la crisis. Evitar el ingreso de las vacunas es un acto atroz, que va en contra de la vida de toda la población venezolana.
Es vital comprender que la vida de millones está en riesgo. En momentos de crisis como esta, contar con madurez política es necesario para superar las adversidades. Llegar a acuerdos que beneficien a los venezolanos debe ser nuestro objetivo primordial. Ya basta de peleas ideológicas, es el momento de asumir nuestro compromiso con Venezuela.
Stalin González