El trabajo que desde el laboratorio móvil del Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel vienen desempeñando los expertos de las distintas instituciones del país en las fronteras es admirable, pues es allí donde se origina el primer paso para lo que se le conoce como vigilancia genómica, puesto que se realizan las pruebas de PCR y de manera aleatoria se pueden determinar las mutaciones del SARS-CoV-2. Esta valoración la hace Alberto Quintero, biólogo venezolano, experto en microbiología.
Quintero formó parte de la primera avanzada de profesionales que trabajaron en la frontera con Colombia, cuando se declaró la pandemia.
“Nos correspondió poner muchas a cosas a tono, debido a que por la frontera con Colombia ingresaban muchos connacionales que regresaron al país en medio de la pandemia, y la idea era hacer las pruebas para que esas personas ingresaran al país de manera segura, debido a la presencia de patógenos y por los contagios. Un proyecto que ha sido liderizado por la Ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez – Ramírez;
y el Ministerio del Poder Popular para la Salud”, señaló el invetigador.