El incremento del salario mínimo a Bs 1.800.000 en la administración pública es considerado por economistas y voceros gremiales como una burla para la masa trabajadora del país, ya que no significa nada frente al costo de la Canasta Básica de Alimentos, Bienes y Servicios, la cual se ubicó, en enero de este año, en Bs 629 millones 228 mil 835, lo que equivale a más de 400 dólares.
El presidente de la Federación de Trabajadores del estado Anzoátegui (Fetranzoáregui), Tito Barrera, manifestó que este aumento, que sería de 50%, “es una desgracia y una burla más del gobierno antiobrerista” hacia la clase trabajadora del país, ya que sería casi igual a 1 dólar de hoy.A juicio de Barrero, esto mantiene a la masa laboral en una condición de pobreza extrema.
“El Banco Mundial dice que cuando un trabajador gana menos de $1,90 diarios vive en pobreza extrema y en esa condición es que nos tiene este gobierno, cuyo presidente dice estar a favor de la clase obrera. No sabemos de cuál, porque la de Venezuela se está muriendo de hambre”, comentó.
El economista Gilberto Román indicó que es inaceptable que ante un panorama con hiperflación intermensuales, que superar 50%; e interanuales, que es de 3.000%, se aplique este tipo de ajustes que no fortalecen el poder adquisitivo.
Es vergonzoso, es burlista un salario que no le permita al trabajador abastecerse de alimentos, medicinas o el costo del pasaje para ir a trabajar. Eso no resuelve ningún problema en la calidad de vida de los ciudadanos. No sabemos bajo qué premisas se están realizando esos cálculos”, enfatizó.
Aseguró que, lamentablemente, con esos 600 mil bolívares de incremento no se podrá adquirir nada dentro de un mes.“Es inoficioso ese vulgar y pírrico aumento salarial porque los precios de bienes y servicios son movidos por la hiperinflación”.
El coordinador del Movimiento de Trabajadores de la Salud del estado Anzoátegui, Edisson Hernández, expresó que “no nos sorprende porque el Gobierno nacional se ha encargado de vulnerar los derechos de los empleados públicos, principalmente el artículo 91 de la Constitución de Venezuela que consagra que el salario debería ser igual al costo de la canasta básica”.
“¿Qué podremos comprar con semejante salario de hambre? Al bono de alimentación le llamamos cesta triste porque lo que da es dolor. Desgraciadamente estamos sumergidos en un esclavitud y mendicidad moderna”, comentó Hernández.