#OPINIÓN Los dilemas de Martín #7Mar

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Martín Daniel Anchuero Muriel luego de un acceso de tos, con la temperatura en 39, sin olfato, sin gusto y con un fuerte dolor en las rodillas se enfrentó a la disyuntiva de encerrarse en su habitación o ir a un centro centinela, la muerte tocaba a su puerta y tenía que decidir si morir cerca de los suyos o regresar a su familia dentro de una cajita como ceniza.

Optó por transformar su habitación en una celda con paredes de libros y un celular de gama baja como ventana y así dejar libre la mesada de 70 dólares que envía su hija desde Chile para los gastos del hogar. Es egresado de sociología y tiene un posgrado en politología, estudios que apalancan su pasión por la política, actividad que ha sido el centro de su vida por décadas, como militante y dirigente de varios partidos, orientados a las causas sociales.

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De salir vivo de este virus, se dice para sí Martín Daniel, tengo un grave problema. Yo soy de la opinión que la única alternativa para salir del infierno que vive el país es mediante la vía electoral, donde se presente una oposición unida que con el respaldo de países e instancias democráticas que reconocen a la Asamblea Nacional legítima con Guaidó a la cabeza, logre transitar una ruta que culmine en unas elecciones presidenciales. El problema es que a mi partido le quitaron la tarjeta y entonces para participar tendría que buscar otra, lo cual es traumático porque tocaría hacer campaña en contra de los símbolos que uno ha defendido por años.

Quienes tienen la tarjeta van a participar, lo cual yo creo correcto pero anti unitario, mientras que yo estoy en el sector unitario y moralmente reconocido por los países democráticos del mundo, pero en una posición políticamente incorrecta. A buen enredo, y la fiebre le sube a cuarenta, la tos se hace más fuerte .Acalla los pensamientos recordando el tiempo cuando la piel era deseo y Berenice un avión que le paseaba sobre las cumbres de Mozart y la poesía.

Quienes se aferran al mantra de cese a la usurpación se quedaron en la ilusión de una intervención militar extranjera que fracasó en lo que llaman los oficialistas la batalla de Los Puentes, que por cierto están celebrando internamente, en estos días, como refuerzo emocional para las elecciones regionales y municipales que se avecinan. Esta opción de cese a la fuerza se monta sobre dos supuestos negados, el primero, un quiebre militar interno y el segundo una intervención militar de fuerzas extranjeras. La primera se hace prácticamente imposible porque el régimen desmanteló a las Fuerzas Armadas y lo que dejó operativo está, en gran parte, bajo control directo y riguroso de cubanos y rusos. Sobre la intervención extranjera hay cientos de documentos y declaraciones, particulares y conjuntas, de todos los países democráticos aliados rechazando de plano una acción militar y reiterando que apoyan una salida electoral. Quiere decir que esta vía está absolutamente cancelada. Sobre esto Juan González, vocero de Biden para el tema venezolano, ha dicho claramente que se mantienen las sanciones pero que la salida es negociada, electoral y no inmediata. Está muy claro, grita con voz mental Martín Daniel, tenemos que hacer política con base a datos reales y los argumentos sobre la utopía de un cese de la dictadura como paso previo en la ruta electoral se ha convertido en una barricada defensiva del régimen contra nosotros mismos,

Martín sonríe y suda un poco como alivio ante la fiebre cuando analiza los mecanismos que han propuesto como abstención activa. Quienes lo hacen piensan que los actuales partidos políticos tienen la misma estructura y nivel doctrinario de los tiempos de la post guerra, cuando sus cuadros militantes tenían una capacitación teórica y una disciplina que los hizo un bastión de la resistencia ciudadana. Hoy, para bien o para mal, son una estructura humana preparada solamente como aparato electoral y motivada para cumplir roles de intermediación entre el pueblo y el Estado. No están preparados los partidos que hoy sobreviven para una lucha de resistencia clandestina, apartarlos de lo electoral, que es lo único que los incentiva, es acabarlos, destruirlos.

De esta forma, continua Martín en su monologo interno, al eliminar la opción del cese a la usurpación, toda la oposición está corriendo en la misma pista. Los que estamos con Guaidó y la Asamblea Legitima y quienes bajo acusación de hacerle el juego a la dictadura, también se autodenominan opositores. Pero independientemente de la valoración moral que se tenga sobre estos dos sectores, lo cierto es que la base electoral de ambos son votantes de oposición, ciudadanos que desesperadamente desean salir del régimen. Podemos etiquetarlos como alacranes, gritarles nuestro desprecio, calificarlos con los peores epítetos, pero ellos comparten con nosotros la misma base electoral. De allí que para alcanzar unas negociaciones exitosas con la dictadura es de rigor establecer con ellos un mecanismo de interrelación que al menos permita una interlocución decente, ya que en cualquier mesa de diálogo con el régimen ellos estarán allí, además que insultarnos mutuamente consolida la imagen negativa que puedan tener los ciudadanos ante las organizaciones política.

También es fundamental para tener éxito en cualquier elección, por más libre, observada y transparente que sea, derrotar la abstención y para ello es tarea indispensable unir a la caravana opositora a figuras muy queridas en la opinión pública que por largo tiempo han enarbolado con romanticismo las banderas del artículo 350 de nuestra Constitución y aun claman por un cese a la usurpación, no obstante lo absolutamente inútil de esta solicitud a quienes pueden hacer realidad esta opción.

Martín Daniel sabe que este planteamiento unitario es imposible logre aceptación, que solamente exponerlo sería considerado como una afrenta, como una traición, Quien lo haga seria calificado de vendido y arrastrado. Le dio un fuerte ataque de tos, su cuerpo se estremeció buscando aire, dio unos gritos de dolor y de pronto se quedó quieto. Ya los pensamientos no lo mortificaron mas, dejó de sudar y sintió que todos sus músculos se distendieron. Abrieron la puerta y ese mismo día Martin Daniel Anchuero Muriel es parte de esa tierra que con sus ideas no pudo convertir en territorio de unidad. Brille para él la luz perpetua.

Jorge Euclides Ramírez

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