Entre Marzo y Junio del año 2017 la sociedad venezolana dio una lucha valiente y desigual contra el régimen para evitar la elección de una Asamblea Constituyente convocada por la Presidencia de la República en franca violación de la Constitución aprobada en 1999. Las calles de las principales ciudades del país se levantaron en protestas ante esta afrenta a las más elementales normas democrática. Fuimos sometidos a la fuerza mediante operativos conjuntos de la Guardia Nacional y colectivos paramilitares, adiestrados para disparar a los jóvenes en la cabeza y adentrarse en hogares para causar daños y generar terror.
Nos aplicaron el método de tierra arrasada y de esta forma invadieron edificios, destruyeron vehículos, recorrieron calles y avenidas con motorizados que practicaron tiro al blanco dentro de clínicas privadas para evitar se atendieran a estudiantes heridos y de una y mil maneras ejercieron una violencia que a la luz del recuerdo podemos calificar como una orgía de sangre en contra de una ciudadanía indefensa.
Nuestra consigna de lucha era la activación del artículo 350 de la Constitución muchos deben guardar como recuerdo franelas y gorras con este número estampado. Fue una gesta de coraje, determinación y autentico patriotismo, pero lamentablemente no pudimos detener las elecciones ilegales y pocos días antes de ver consumado este crimen contra la Constitución realizamos una consulta, el 17 de Julio, donde dejamos consignado nuestro repudio ante el mamotreto inventado por el régimen.
En esa consulta, aprobada por más de siete millones de venezolanos dejamos registrada nuestra posición ante la Asamblea Nacional Constituyente y le hicimos un llamado a los militares para que hicieran cumplir la Constitución.
Esa Consulta, al igual que el artículo 350 de la Constitución mantiene plena vigencia, es un deseo mayoritario del pueblo venezolano y nos ha servido como referente moral para continuar en la ruta inclemente por los caminos que buscan libertad. Pero no podía ni puede convertirse esa consulta en un muro de contención para que busquemos salidas políticas a la crisis, porque si bien allí ratificamos nuestra convicción de luchar para rescatar la democracia, nunca cerramos la posibilidad de explorar otras opciones contenidas dentro de la política como arte del entendimiento pacifico.
Esta Consulta fue un éxito porque movilizó al pueblo, posteriormente se ha querido convertir en un espejo donde mirarnos como fracasados, cuando en realidad todos fuimos victoriosos porque la violencia del régimen no pudo acallar nuestra palabra de gallardía republicana. De hecho, la Asamblea Nacional Constituyente es ahora un mal recuerdo y el 17 de Julio del 2017 una fecha grabada en oro en nuestra memoria.
El doce de diciembre del 2020 se hizo una nueva consulta donde registramos nuevamente nuestro apego a la Constitución y rechazamos por ilegales las elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre de ese mismo año, Pedimos también el Cese de la usurpación. Ratificamos de esta forma que no hemos bajado la cabeza en la defensa de la legalidad, que estamos sometidos por la fuerza de las armas pero nuestra voluntad sigue apegada al espíritu de las leyes y la Democracia.
En esta consulta consignamos una posición en contra del régimen usurpador y al mismo tiempo ratificamos la legitimidad de la Asamblea Nacional electa en el 2015,este último punto lo estamos cumpliendo porque depende de nuestra voluntad y esa voluntad ha sido respetada por una gran parte de los países democráticos del mundo, quienes nos apoyan con sanciones diplomáticas y económicas en contra de la nomenclatura, aunque no satisfagan nuestra demanda implícita de presionar de manera más contundente para que cese la usurpación y antes bien nos indican de manera clara que debemos transitar la ruta electoral como producto de una negociación previa, para la cual si ofrecen su participación.
Dejamos claro en la última consulta que rechazamos la usurpación y queremos que cese, no obstante, la ruta para lograr este objetivo es mediante elecciones, apoyadas por los factores democráticos de todas partes. Esa voluntad expresada en la consulta camina por las calles acompañando a Juan Guaidó y a la comisión delegada de la legítima Asamblea Nacional.
El artículo 350 de la Constitución establece que el pueblo de Venezuela debe desconocer cualquier régimen que contraríe los valores, principios y garantías democráticas y menoscabe los derechos humanos y eso precisamente fue lo que realizó en las consultas del 2017 y del 2020 que fueron expresión de nuestro sentimiento colectivo, este sentimiento lo compartimos todos, es criminal para la unidad quererlo parcelar como propiedad intelectual de grupos intelectuales. Con este sentimiento democrático, unitario y generoso, debemos explorar todas las rutas posibles y ellas tienen que ver con las posibilidades políticas que tengamos al frente
Jorge Rosell y Jorge Euclides Ramírez