Introducción
A los 18 años de haber redactado mi Tesis Doctoral sobre la religiosidad católica caroreña, y, consecuencialmente, la venezolana e hispanoamericana en 2003, hago un sereno balance de aquel largo y emocionante proceso de investigación y que acá expongo y describo para que sirva de estímulo y experiencia a los noveles investigadores en la ciencia de Clío. Análogamente he expuesto el proceso de investigativo y redacción de mi Trabajo de Grado de Maestría en Historia referido al Colegio La Esperanza y Federal Carora, 1890-1937, que presenté y defendí en 1995, ambos esfuerzos intelectuales conducidos con el estímulo y pasión del Dr. Reinaldo Rojas, hogaño rutilante Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia venezolana.
Mi situación personal
Después de laborar por 27 años en educación media desde 1976, año cuando egresé de la Universidad de Los Andes, Mérida, con el título de Licenciado en Historia Universal, había recibido mi merecida jubilación por parte del Ministerio del Poder Popular para la Educación en el año 2003 de manos del ministro del ramo profesor Aristóbulo Istúriz Almeida, tras haber laborado con la increíble cantidad de 54 horas de clases semanales y 14 secciones de 36 alumnos cada una en el Liceo Egidio Montesinos de Carora. En 1995 había culminado mis estudios de Maestría en la Universidad José María Vargas de Caracas con un trabajo de grado titulado Historia social e institucional de la educación en la Región Centroccidental de Venezuela, Los Colegios La Esperanza y Federal Carora, 1890-1937, con la cual abrí una fértil y exitosa línea de investigación que tuvo unos 70 seguidores, y fui elevado a la categoría máxima de Docente VI en educación media venezolana.
Desde 1996 comienzo a laborar en la Dirección de Educación del Estado Lara elaborando textos escolares y dirigiendo el Centro Regional de Apoyo al Maestro Francisco Tamayo, al tiempo que inicio mis estudios de Doctorado en Historia con el Dr. Reinaldo Rojas, quien logra que la Universidad Santa María de Caracas le autorizara para realizarlo con unos 15 colegas en la ciudad de Barquisimeto, Estado Lara. Fueron seis semestres de intenso y apasionado aprendizaje con tan destacado investigador y docente, contemporáneo en edad con mi persona y a quien había conocido en 1978 cuando él estaba recién graduado con honores en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto. Allí me propuso mi mentor estudiase de nuevo a Carora como una ciudad fuertemente anclada en su secular catolicismo. Terminé la escolaridad del Doctorado casi simultáneamente cuando me jubilo como docente de educación media. Cuando ello sucede arranco con la redacción de la Tesis, pues la larga y fatigosa investigación en el Archivo de la Diócesis de Carora y que comencé en 1996 había casi que concluido. De modo pues que como docente jubilado tenía todo el tiempo del mundo para redactar lo que intuía iba a ser tan ambiciosa y compleja Tesis Doctoral.
Recuerdo que escribí a mano, cual Camilo José Cela, las primeras páginas de mi Tesis Doctoral en papel ministro, cuando recién había sido abortado el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez Frías, y que debí darme prisa en la redacción porque la Universidad Santa María se iba a plegar al paro petrolero que comenzó en noviembre de 2003. Entregué los dos volúmenes de la Tesis justito un día antes del cierre de la Santa María. Esperé la increíble cantidad de largos 18 meses para que la Universidad finalmente me llamara a presentar y defender mi Tesis Doctoral en marzo de 2004. Cuál no sería mi sorpresa cuando en noviembre de ese mismo año retiré mi título de Doctor en Historia y descubro para sorpresa mayúscula que el titulo tenía la fecha de 12 de diciembre de 2003, lo que quiere decir que me gradué cuatro meses antes de defender y presentar mi trabajo de investigación doctoral sobre la Iglesia Católica, las cofradías y la mentalidad religiosa en Carora desde el siglo XVI hasta el siglo XIX.
El jurado calificador estaba compuesto por los doctores Elis Fréitez, José Marcial Ramos Guédez, Felipe Hernández, Miriam Meza y Reinaldo Rojas como magnífico tutor. Apruebo por unanimidad y con “mención Honor al Mérito y Publicación, en razón a los aportes teóricos y metodológicos desarrollados en la investigación, la cual contribuye al fortalecimiento de los estudios de la Historia Local y Regional en Venezuela”. Lamenté en esa ocasión la ausencia física del eminente investigador Dr. Federico Brito Figueroa, quien había fallecido cuatro años antes y quien de seguro nos habría acompañado.
Siguiente capítulo 08/03/2021.
Dr. Luis Eduardo Cortés Riera
Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Fundación Buría, Barquisimeto.