El francés Albert Camus definía el periodismo como” la profesión más hermosa del mundo”. Ello lo ratificamos al leer el libro “Mis caminos” escrito por el fogueado periodista zuliano Hugo J. Boscán forjado desde su condición de autodidacto nato.
Retirado en Europa, donde vive entre Holanda y España, en esta obra recoge sus vivencias como periodista a lo largo de 60 años en el periódico y la radio. Se trata de un soldado de mil batallas de esta profesión de la que afirma lleva en la sangre pues cuatro de sus hermanos también la han ejercido.
Este libro estructurado en 156 páginas contentivas de 38 capítulos, técnicamente nos depara varias sorpresas procediendo de alguien que se niega a definirse como un escritor. Está escrito desde el plano de un narrador y no en primera persona con lo cual quebranta el acostumbrado molde literario. Un hecho que, fortuito o de exprofeso, nos acerca a un narrador como el norteamericano William Faulkner, el primero en valerse de ese recurso desde la perspectiva de la yuxtaposición de planos. Su estilo es el periodístico con su carga de oraciones sencillas y breves que logra el objetivo de la comunicación eficaz que Boscán conoce y domina plenamente. Estos textos no dejan de aproximarse al escritor oculto que en su caso han encontrado válvula de escape en el mejor periodismo. Lo apreciamos en ciertos vuelos literarios en el capítulo “Septuagenario” en que recuerda y describe a su padre con unas hermosas imágenes. Desde el punto de vista ético y humano se trata del testimonio de un hombre sincero, honesto, trabajador, solidario y sin dobleces.
De origen campesino nace el 18 de abril de 1946 en San José de Perijá, estado Zulia. En su hogar lo primero que aprende para la vida de sus padres son los valores del respeto y orden que signarán en lo sucesivo su inquieta existencia de comunicador. Un ambiente muy estricto y conservador pues su progenitor fue un jefe civil durante el régimen del general Juan Vicente Gómez.
Lo que Boscán expone en su obra son sus ricas vivencias, aventuras, peripecias y anécdotas experimentadas durante su trajinar de 60 años como periodista impreso y radial. Un hecho que acomete con los escasos estudios formales de primaria, condiciones innatas, vocación e inteligencia para el periodismo como oficio. Es de la escuela de Gabriel García Márquez que sin estudios académicos sacudió y transformó al periodismo colombiano para denominarse empírico. ¿Un Premio Nobel de Literatura empírico?
Así nos cuenta que sus comienzos como comunicador fueron en la radio para luego incursionar en varios medios impresos. Su contacto con la magia de la radio ocurre en 1959 en Radio Rumbos donde hace de: mensajero, discotecario, actor, operador técnico, guionista y redactor de noticias en Noti Rumbos donde se encamina como periodista radial. Luego viene Radio Continente, Tropical, Aeropuerto y Mundial 55 en Caracas. En el interior Radio Maracaibo, Junín en San Cristóbal, Los Andes en Mérida. Prosigue en Tricolor, Lara, Melodía, Barquisimeto, y Cristal en Barquisimeto. Sus incursiones en el periodismo impreso fueron en Panorama y Crítica de Maracaibo y El Impulso en Barquisimeto con 35 años de servicio.
Relata que el 11 de septiembre de 1973 se anotó un “tubazo” mundial cuando por radio Mundial 55 en Caracas lanzó la noticia sobre la muerte del expresidente Salvador Allende durante el bombardeo al Palacio de la Moneda. Lo hizo apoyado en su “intuición” periodística al percatarse, por el contacto telefónico con radios chilenas, del silencio de Allende. También ese saber contar y explotar a fondo la anécdota. Lo demuestra en el capítulo El “Siete trampas” concebido con aires de realismo mágico para mutar la anécdota en torno a las andanzas de un personaje de leyenda. Lo refleja con la habilidad de un buen narrador.
A Hugo siempre lo hemos llamado merecidamente “maestro” por lo aprendido de su persona durante las 4 veces que laboramos juntos en noticiarios de emisoras de Barquisimeto. De esa forma comprobamos su capacidad para la producción de reportajes radiales con imágenes sonoras. Igualmente su destreza para la elaboración de frases cortas con lo esencial de la información radiofónica. Un hombre dotado de las herramientas del lenguaje radial del que siempre ha hecho gala.
Es alguien que transmite confianza y seguridad a sus compañeros capaz de percibir los riesgos de una noticia. Y también el hombre solidario que en una ocasión nos tendió la mano, cuando nos encontrábamos desempleado para ofrecernos trabajo en Noticias Lara 870 donde lo sustituimos en la guardia matutina.
Bien por el maestro Hugo Boscán quien ,a sus 75 años, sueña con regresar al periodismo en El Impulso. Ello según se lo ha contado a su entrañable colega y compañero de farras el poeta Ramón Rivas Sáez. Pues es de los que piensa que “Para el periodista no hay retiro definitivo”. Mis caminos y el destino de un grande del periodismo entregado al reposo de guerrero.
Freddy Torrealba Z.