«Y los días y las horas resultan fatigosos en un mundo tantas veces insensible y poco acogedor, en definitiva tantas veces injusto. No son fáciles las jornadas. El acopio de actividades, incluso su utilidad o hasta su rentabilidad no es suficiente para nuestro gozo.»
Ángel Gabilondo
Antes de seguir con este recuento tan interesante del libro «Alguien con quien hablar», quisiera compartir algunos datos sobre Ángel Gabilondo, que estoy seguro les van parecer muy interesantes y los van a motivar a leer sus libros.
Ángel Gabilondo Pujol nació en San Sebastián el 1 de marzo de 1949, es un político y catedrático de universidad español. Entre 2009 y 2011 fue titular del Ministerio de Educación del Gobierno de España; hasta entonces era rector de la Universidad Autónoma de Madrid, miembro del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de dicha universidad y Presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas. Desde 2015 es diputado y portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid.
Estudió con los corazonistas de San Sebastián. Posteriormente ingresó en dicha congregación, donde permaneció como hermano hasta 1979, año en que una crisis espiritual le llevó a convalidar sus estudios y a abandonar la congregación. Dio clases en diversos colegios de los corazonistas antes de abandonar. Cursó sus estudios universitarios en la Universidad Autónoma de Madrid. En junio de 1980 se licenció en Filosofía y Letras con una nota sobresaliente.
Espero que esta información sobre el autor, los motive a seguir leyendo y estudiando su obra literaria.
Continuando con el análisis de su obra encontramos que señala que «Esta palabra bajo control, por temor o por pudor, encuentra en ocasiones espacios para su propio respirar a partir de la mirada no solo demandante, también exigente, de los demás. Les necesitamos.»
Ahora, con el fin de ser más claro aun con la palabra del otro escribe «Sin embargo, precisamos de la palabra del otro. No solo que nos escuche , que nos diga. La palabra palpita viva y dice y produce efectos. Y hace. Por eso tal vez necesitamos discursos cercanos, verdaderos, que se nos ofrezcan próximos, que nos alteren, que nos disloquen, que esperen de nosotros, que no nos den por acabados, por conocidos.»
Sobre su libro escribe «Alguien con quien hablar no pretende, por tanto, ser una lección, ni charla. Lejos de la sofisticación, trata de corresponder ambiciosamente al modo de proceder del decir y por ello busca hacer. Para empezar, desea ofrecerse como una acción de comunicación.»
Definitivamente, nos aclara «Alguien es siempre en este texto alguien singular. Solo así se podrá comprender que el presente escrito no solo se dirija a lo que un lector podría esperar de lo que aquí se ofrece, sino a lo que él desea y precisa del otro, de los otros».
Italo Olivo
www.iolivo.com