En estos tiempos, cuando la muerte se ha hecho cercana, aún cuesta despedir a personas especial. Es el caso del profesor Eduardo Iván González González, fallecido recientemente en esta ciudad, donde nació y vivió.
Se trata de una persona sumamente creyente en Dios, cristiano adventista, que a través de un Desayuno-foro que le hiciera El Impulso, a través del arquitecto Juan Manuel Carmona y los jefes de Redacción e Información, José Ángel Ocanto y Violeta Villar Liste, en el año 2016, en honor a su columna Ventana Abierta, que se publicaba en la edición impresa del decano del diarismo venezolano, dio a conocer su vida moderada y vertical. Todos sus escritos contenían profundas reflexiones sobre la vida y la espiritualidad.
Esa condición le fue formada, según su propia confesión, por su abuela materna y por su señora madre, de quien dijo que antes de irse a dormir sus cinco hijos, les leía pasajes bíblicos. Y por misma circunstancia había crecido siguiendo los ejemplos de José, Josué y David.
¿Quién soy?, se preguntó y dio su respuesta: Soy una persona perseverante, que además de aprender muchas cosas, le he pedido a Dios sabiduría como lo hizo el gran Salomón. Me he instruído en varias cosas, pero la docencia y la escritura son mi apostolado.
Confesó que, aparte de los libros que portaba a diario para dar sus clases, llevaba una libreta, en la cual apuntaba los pensamientos que se le venían a la mente.
Aprendió, muy pequeño de edad, piano, luego inglés y asimismo se interesó por las prácticas deportivas y por diversos oficios: electricidad, carpintería, contraechapado y construcción de obras civiles.
Recomendaba no emplear en cualquier actividad la expresión “últimas palabras”, porque éstas, afirmaban, se cumplen después que morimos.
Elimpulso.com expresa su solidaridad a quienes sienten su ausencia, seguros que la vida eterna es el regalo que espera a quienes en Dios confían.