Cuando un niño entre 5 a 7 años tiene un coeficiente intelectual alto, utiliza palabras sofisticadas, su tono de voz suele ser elevado, se irrita ante ruidos molestos, no muestra emociones como la alegría o la tristeza y tampoco empatía desde el punto de vista social, se puede estar ante indicadores de un caso del Síndrome de Asperger.
A propósito de celebrarse el próximo 18 de febrero el día Internacional del Síndrome de Asperger, el doctor Oscar González, neuropediatra y neuro-intensivista del Grupo Médico Santa Paula (GMSP), explica que se trata de un trastorno neurológico del desarrollo, que afecta sobre todo las integraciones sociales y habilidades comunicativas. El paciente con Asperger, suele tener un lenguaje muy característico y definitorio de pronunciación que algunos denominan robotizado, caracterizado además por conductas repetitivas e intereses restringidos.
Agrega que, estudios alertan que estas alteraciones en el desarrollo cerebral tienen lugar inmediatamente después de la concepción, y ocasionan una migración anormal de las células embrionarias durante el desarrollo fetal, afectando la estructura final del cerebro y la conectividad.
“Hay algunas características que pueden alertarnos en su diagnóstico. Por ejemplo, manejan un amplio y refinado vocabulario, con una entonación particular. Para decir torta, ellos dirían pastel; para decir grama dirían césped. Muchas veces se muestran irritables; tienen actividades e intereses repetitivos y sistematizados. Suelen tener una torpeza motora manifestada por los padres. Tienen una afectación de la empatía desde el punto de vista social. No pueden interpretar si esta triste o alegre, tienen afectación de la mímica facial. Son personas que no temen decirte las cosas de forma directa y tienen cierta discapacidad semántica que le impide procesar por ejemplo el doble sentido”, según describe el doctor González.
Estadísticas de Asperger en Venezuela
Aun cuando no existen estadísticas sobre el impacto del Asperger en la población, hecho por demás calificado como grave para el especialista, indica que la recurrencia suele ser mayoritariamente en varones. En cuanto a la prevalencia de la enfermedad a nivel mundial, se manejan varias cifras. “Algunos señalan que es uno por cada 150 recién nacidos vivos; otros, entre 0, 03 y 4,84 casos por cada 1000 individuos, mientras que otros consideran hasta 0,26 casos por cada 1000 individuo”.
Cómo diagnosticar el Asperger
En el diagnóstico suele participar un equipo multidisciplinario, abarcando varias especialidades. “La parte de neurología pediátrica que identifica el daño orgánico cerebral, lo ubica y trata. La comorbilidad más preocupantes es la epilepsia”, expone González, al tiempo que señala que el paciente con Asperger pueden tener ciertos rasgos de autismo, y es por ello que deben diferenciarlos. “Lo más importante es descartar que tenga la comorbilidad de la epilepsia, porque eso agrava el proceso y es recurrente en un 40% de los casos”
Otras comorbilidades en estos pacientes que también deben diagnosticarse son, por ejemplo, trastornos depresivos mayores, de hiperactividad, esquizofrenia; trastornos obsesivos compulsivos, semánticos y pragmáticos y trastornos del aprendizaje no verbal.
El doctor González explica que también pueden darse el Síndrome de Tourette, que es más fácil de diagnosticar, ya que se debe a tics característicos, a veces complejos, con trastornos de movimientos estereotipados.
Tratamiento para el paciente Asperger
El tratamiento va dirigido a las comorbilidades diagnosticadas. “Si presenta trastornos de ansiedad, depresión, falta de atención, epilepsia, entonces se utilizan una serie de medicamentos entre los que pueden estar antipsicóticos atípicos, incluso inhibidores de serotonina, para los que tienen movimientos repetitivos”, apunta el especialista.
Señala que, hay que ser muy cuidadoso a la hora de medicar, pues los fármacos no son inocuos y “no podemos caer en el terreno de los padres que sugieren aumentar las dosis de una forma no adecuada. La recomendación es trabajar de la mano con sus equipos multidisciplinarios, para lograr la integración de estos pacientes a la sociedad”.
De allí que, para González, la presencia y apoyo de los padres es crucial. La rutina de cumplimiento debe ser una norma. “Ellos necesitan ser dirigidos en cada etapa de su crecimiento, permitiéndoles cierto grado de autonomía, para que puedan adaptarse a la sociedad en la que se desenvuelven”.
Gracias a este trabajo entre padres y equipo médico, muchas de estas personas logran insertarse en el entorno, obtienen títulos universitarios y llegan a casarse. “Hay médicos, abogados, arquitectos. Son carreras que usan la lógica. Recordemos que son buenos en astronomía, física, química, manualidades, literatura”.
En la actualidad en el GMSP, se atienden a pacientes con trastornos en el neuro-desarrollo. “Aquí contamos con los mejores equipos de la capital para realizar el abordaje y un buen diagnóstico, que es la clave de todo”. Además, con precios muy accesibles, “eso es parte de la política de la clínica, brindar servicio y crecer”.
Destaca que cuentan con el servicio de neuropsicología y psiquiatría, además de un excelente equipo de alta tecnología, que incluye: imagenología, resonancias; servicios de electroencefalografías, con o sin mapeo. “Es un gran equipo que interviene en el diagnóstico, las terapias y medicación, concertada con los padres, a quienes se les explica de forma personalizada. Contamos además con el servicio de gastropediatría, orientado en apoyar a estudios de neuro-inflamación, que son estudios nuevos que se consideran, porque la parte gastrointestinal trabaja como el segundo cerebro y podemos valorar los perfiles del paciente.”