En Verbena la luz es una loción de cacao y el aire tiene sabor a limonada. Cuando el día es matrimonio de Sol y nubes blancas todo el mundo se pone traje de fiesta y salen a celebrar con algodón de azúcar y botellas de vino de cosechas premiadas.
En Verbena todo el tiempo es de estreno y aventura porque sus costas están protegidas por cordilleras que frenan huracanes y la pobreza son programas de televisión y cortometrajes periodísticos, nada que como tristeza no pueda superarse con cerveza fría y una bandeja mixta de carne asada queso y vegetales.
Y así iba y venía el mar burbujeante de Verbena, entre bromas y chistes y una molestia creciente pero soterrada de los invisibles que asistían a los festejos como sirvientes.
Verbena parecía estar de fiesta permanente, con artistas y músicos venidos de todas partes, con desfiles de moda de calificados diseñadores, con sus éxitos constantes en concursos de belleza mundiales, su alegría desbordante que todo lo convertía en chiste o parranda entre familiares y amigos.
Pero un día comenzó a faltar comida y bebida, ya los bolsillos no aguantaban la farra permanente y se inicio una protesta airada contra los administradores, en la cual participaron todos, los doctores, los empresarios, los obreros, los vigilantes, los profesores y maestros, los ricos y los pobres. Hicieron lista de corruptelas, algunas ciertas y la mayoría imaginadas, todo con el fin que Verbena siguiera disfrutando de una fiesta donde era costumbre cambiar de automóvil cada año y comprar estrenos de ropa cada dos meses a mas tardar.
Nadie quiso entender razones económicas todo se debía a la mala administración, todo era culpa de quienes estaban al frente de Verbena y punto. De esta forma sucedió que los encargados de seguridad tomaron el control de Verbena, cambiaron las reglas que normaban las relaciones entre la comunidad, impusieron penas y castigos a quienes se les opusieron y les quitaron sus propiedades a los proveedores de la logística de Verbena.
Entonces la gente protestó enérgicamente, salieron a montones a los sitios públicos, con banderas, pitos, violines y cornetas. Pero nada valió, los sometieron a la fuerza, mataron a unos pocos, hirieron a muchos más, hicieron presos a una cantidad importante y así Verbena se sumió en un duermevela mortal.
Ante el drama pavoroso que se les vino encima la gente de Verbena comenzó a gritar enloquecida, ayuda, ayuda, por favor, estamos secuestrados por gente malvada que nos tiene presos. Pero en la vecindad están confundidos frente al tamaño de tal desastre y prácticamente responden, ustedes se metieron en ese brollo, entonces busquen arreglarlo ustedes mismos.
La fiesta de Verbena terminó en una tragedia infernal. Hay gente buena y optimista que sigue luchando, pero están solos porque la mayoría está abandonada al letargo de la desesperanza, muchos huyeron y hoy la vida es un simulacro donde la soledad y el aislamiento inventan ilusiones sobre una salvación que llegara de afuera.
Verbena está en el fango y le queda solamente un camino lleno de piedras para salvarse, un camino que todos dicen respaldar pero ninguno quiere andar. El unirse en una comunión espiritual sin ningún tipo de egoísmo personal o grupal. Pero las piedras del camino son muchas, son ideas encontradas que al entrecruzarse se hacen un volcán de acusaciones mutuas. Solamente Dios puede lograr esta unidad. Solamente Dios puede salvarnos. El es nuestro pastor y si hay unión el dará a cada paso los argumentos necesarios para seguir, como en el Éxodo alimentó y dio de beber a sus hijos en el desierto. Si hay comprensión entre la gente buena de Verbena la luz de Dios ira alumbrando, paso a paso la ruta de la libertad. Dios con nosotros.
Jorge Euclides Ramírez