Fue en 1904 cuando llegó el primer vehículo a Venezuela

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Tenemos noticias que las primeras venezolanas que subieron a un automóvil fueron Zoila Martínez de Castro, esposa del general Cipriano Castro, expresidente de Venezuela, y Clementina Velutini Couturier, ambas en Europa.

La tradición registra que el primer automóvil que llegó a Venezuela fue un Panhard Levassor, traído por doña Zoila Martínez de Castro, en 1904, al regresar de su viaje a Europa. Sin embargo, otros datos apuntan que el primer vehículo que tocó suelo venezolano fue importado por el Dr. Isaac Capriles en 1904.

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Doña Zoila y su vehículo

Pero el periodista Lucas Manzano, fundador y director de la revista caraqueña Billiken (1919-1958), destacó que el primer automóvil que llegó a Venezuela fue “el que trajo de Europa el señor John Boulton, a mediados de 1906”.

Manuel Rodríguez Cárdenas, poeta y escritor, asienta que el primer automotor en Venezuela fue aquel que “importó el afamado óptico Constancio Vanzina allá por mil novecientos y tantos”, mientras que, para el fallecido Cronista de Caracas, el periodista Guillermo José Schael, “el primer automóvil que vino a Venezuela fue traído en 1904 por la señora Zoila Rosa Martínez de Castro, esposa del entonces Presidente de la República Cipriano Castro”.

El periodista e historiador Javier González mientras escrutaba las publicaciones periodísticas que circularon entre 1903 y 1906, halló que el carro de la Primera Dama de la República arribó al país en mayo de 1907, tres años más tarde de lo indicado por el de su homólogo Schael.

El vehículo de la señora Zoila de Castro fue adquirido en Francia, a principios de aquel año siete, por los generales Manuel Corao y Román Delgado Chalbaud, quienes lo enviaron a Venezuela a bordo del vapor inglés “Matadero”, que atracó en el puerto de La Guaira, el 7 de mayo, en cuyo interior, -bien resguardado en una gran caja de madera con bordes de metal, y cubierto por una lona grisácea, viajó un “Panhard & Levassor,” uno de los modelos de automotores más prestigiosos de la época. 

Fue un Cadillac modelo 1904

Primer Cadillac en Venezuela (1904)

El diario caraqueño El Monitor, en su edición del 21 de abril de 1904, revela que “el lunes (18 de abril) por la tarde transitó por las calles de Caracas por primera vez un lujoso automóvil, el cual ha sido traído por el señor doctor Isaac Capriles. Lo manejaba un individuo extranjero, quien sin duda habrá venido para generalizar entre nosotros el uso del cómodo vehículo. En su tráfico por la vía pública no tuvo ningún inconveniente”.

El automotor era un Cadillac, modelo 1904. Años más tarde, en 1931, se exhibió en Caracas, con motivo del X aniversario de la Corporación Venezolana del Motor. La revista Ecos de Gloria, estampó una gráfica del histórico automóvil, de la lente del reconocido fotógrafo venezolano Luis Felipe Toro, “torito”.

El primero en Lara

Primer vehículo que recorrió Barquisimeto

El primer vehículo automotor que llegó a Lara (y tercero al país), fue importado directamente de Francia con destino a Duaca. “Llegó a Puerto Cabello a finales de agosto de 1904”, según reseña el Eco Industrial el 2 de septiembre y añade:

“Un automóvil. Ayer fue probado en nuestras calles el automóvil que fue importado con destino al estado Lara, por un comerciante de aquellos lares. Entre los paseantes se encontraba nuestro digno jefe civil, coronel Julio Couput León y otros apreciables caballeros, más quienes se sintieron satisfechos del buen resultado de estos cómodos aparatos, hasta hoy en Venezuela solamente conocidos en la capital de la República”.

El “duende”, como lo denominó en su primera página El Pregonero de Caracas, el 6 de octubre de 1904, relata que este “aparato” fue transportado en vapor de Puerto Cabello a Tucacas, y de allí a través del Ferrocarril Bolívar hasta Duaca. Pese al anuncio de ser exhibido en Barquisimeto, el escenario se vio frustrado motivado a los paseos por la bucólica Duaca agotaron el combustible.

Luego de una querella legal, el vehículo fue embargado por un tribunal local, trasladado a Barquisimeto y depositado en la casona del señor J. Hauser, un francés dueño de una ferretería situada en la esquina de El Rebote, en donde estuvo un año y medio. Más tarde, fue trasladado a Caracas con destino a Europa nuevamente.

Siete años después a Barquisimeto

Los primeros vehículos en Barquisimeto, al fondo la Estación del Ferrocarril Bolívar.

En 1913, siete años después del frustrado intento de ver un vehículo en las empedradas calles de Barquisimeto, Ignacio Ortiz y Francisco Agüero, ricos propietarios de la ciudad, llegaron de Europa “con sendos automóviles franceses marca Clement Bayard, para uso particular”.

El Nuevo Diario de Caracas, reseñó el 31 de enero de 1931, la siguiente noticia transmitida telegráficamente desde Barquisimeto: “Barquisimeto, enero 29. En la mañana de hoy recorrió las calles de esta ciudad el magnífico auto del Sr. Ignacio Ortiz, guiado por él personalmente. Le acompañaban su hermano el Gral. Lino Díaz, hijo y otros amigos”.

A principio de 1915, ya había en Barquisimeto, 11 automóviles según noticias publicadas en El Universal el 11 de enero, transmitida por el telégrafo en donde informa que en casa del señor Daniel Camejo Acosta, “se realizó una reunión de los dueños de vehículos que hay en esta ciudad, con la finalidad de ofrecer al progresista primer magistrado del estado Gral. Torrellas Urquiola, un obsequio de sus autos una gira a donde él lo disponga”.

El día 13, el mismo diario publicó que “la romería se efectuó hacia Duaca”. Salió a las 7 de la mañana con entrada al pueblo a las 11, para ser recibidos con un banquete de 140 cubiertos en la casa de la señora Manuela de Manzanares.

“Acompañaban al Gral. Presidente, su señora esposa y un grupo de damas y caballeros de los más distinguidos de nuestra ciudad. El desfile fue atrayente por la perfección que presentaba el conjunto de 12 automóviles marchando de seguidas”.

La llegada de los primeros vehículos convulsionó a Barquisimeto. A su paso por las empedradas calles, muchas personas “se espantaban a correr por el miedo que estas máquinas le causaban”

Al escuchar el rugido de los motores, dentro de las casas, a través de los postigos de puertas y ventanas, “las beatas se santiguaban vociferando que estas máquinas sobre ruedas serían la perdición del mundo. Había otros que al escuchar estos aparatos acercarse, corrían despavoridos”.

Don Daniel Yepes Gil de pie junto a su vehículo Ford Modelo T en una captura que muestra el paso por el río Turbio entre Cabudare y Barquisimeto, en predios de la Hacienda Tarabana. Circa 1919.

Luis Alberto Perozo Padua

Periodista y escritor

[email protected]

En Twitter @LuisPerozoPadua

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