La farmacéutica estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech empezaron el jueves un estudio que se llevará a cabo en nueve países sobre los efectos de su vacuna contra el coronavirus en embarazadas.
Las compañías dijeron que ya se administraron las primeras inoculaciones del estudio, en el que se tiene previsto que participen 4.000 embarazadas de 18 años o más con entre 24 y 34 semanas de gestación. Algunas recibirán las dos dosis de la vacuna y a otras se les administrarán placebos, con tres semanas de diferencia.
Se realizará un seguimiento de las voluntarias por entre siete y 10 meses, dependiendo de si recibieron la vacuna o el placebo, para evaluar qué tan efectiva y segura es la vacuna en las embarazadas. Entre las participantes habrá mujeres de Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Mozambique, Sudáfrica, España y Gran Bretaña.
“Las embarazadas tienen un mayor riesgo de padecer complicaciones y de tener síntomas graves por el COVID-19”, dijo en un comunicado el doctor William Gruber, director de investigación y desarrollo clínico de vacunas de Pfizer. “Es fundamental que desarrollemos una vacuna que sea segura y efectiva” para ellas.
Las embarazadas fueron excluidas de estudios anteriores de la vacuna, la cual ha recibido autorización para su uso de emergencia en Estados Unidos, la Unión Europea y otros países.
Una vez que nazcan los bebés, las mujeres a las que se les administró el placebo recibirán la vacuna real.
El estudio evaluará los efectos en los infantes durante aproximadamente seis meses, para revisar la inocuidad de la vacuna y si recibieron posibles anticuerpos que los protejan del virus por parte de sus madres.
Las compañías tienen planeado este año empezar a probar la vacuna en niños, de entre 5 y 11 años y en menores de 5 años, y revisar los efectos de su vacuna en personas con sistemas inmunes debilitados Actualmente se están revisando los resultados de su estudio en niños de 12 a 15 años.