«Nosotros estamos vivos por la Misericordia de Dios«, esto exclaman los habitantes de La Carucieña, sector 1, vereda 32, al oeste de Barquisimeto, haciendo referencia a un brote de aguas negras que afecta a la comunidad desde hace más de 5 años.
Alrededor de 20 familias son las afectadas por estas cloacas, pero sin dudas, caminar por la vereda 32 de La Carucieña es una misión difícil, preocupante y asquerosa.
Se podría pensar que con las mascarillas de protección contra la COVID-19 se puede palear un poco los malos olores, pero la realidad es que la putrefacción es tan fuerte, que no hay tapabocas que lo detenga.
«Esto es horrible, aquí todo el mundo vive es encerrado (…) sales a lo necesario que tengas que salir«, explicó María González a Elimpulso.com, quien además comentó que constantemente deben estar limpiando con mucho alcohol para intentar hacerle frente a la grave contaminación en la zona.
Destacó que son numerosos los casos de personas con enfermedades respiratorias, de la piel y gastrointestinales como vómito y diarrea. «Es un foco de contaminación que tenemos ful«, alertó.
Cabe destacar que el problema no se evidencia solo en la vereda, sino que trascendió hacia adentro de los hogares de esta comunidad. Es decir: las familias tienen los malos olores en su propia vivienda.
Rebeca de Ceballos abrió las puertas de su casa a el equipo periodístico de Elimpulso.com donde se pudo corroborar que las aguas negras yacen en su vivienda, y con ello, las moscas y zancudos que se expanden por doquier.
«Uno echa agua adentro y eso se desborda«, comentó. Ceballos mencionó que tiene que estar pendiente que su nieto de 3 años no salga de la casa porque le preocupa que pueda contaminarse.
«Uno no puede estar sentado aquí (…) cuando el sol calienta a las 3:00 de la tarde, usted puede imaginarse como hiede esa cloaca«, expresó.
