El bolso con el tricolor nacional ya se ha convertido en el símbolo de los caminantes. La mayoría lo lleva colgado en su espalda mientras recorren largos trayectos para llegar a la frontera y cruzar a Colombia por las trochas.
Desde Santa Bárbara de Barinas, pasando por La Pedrera y El Piñal, la peregrinación no cesa. A toda hora se ven a ciudadanos recorriendo a pie unas vías que representan fatiga y cierto riesgo.
En muchas ocasiones, cuando la fatiga gana, se les ve descansado bajo la sombra de un frondoso árbol o de algún techo de una estructura. Los aventones se presentan de acuerdo con la solidaridad de cada conductor.
El pasado viernes, 29 de enero, un caminante murió y otras dos personas resultaron lesionadas tras arrollamiento registrado entre el sector Piscurí y San Joaquín de Navay, en la Troncal Cinco, vía el llano.
Dos días atrás, el 27 de enero, una tragedia marcó el rumbo de un grupo de caminantes: 10 personas murieron y otras 21 resultaron heridas tras volcarse un Jac de la Aviación que los trasladaba hacia la frontera. El accidente se registró a cinco kilómetros de Peracal, muy cerca de Apartaderos.
Una vez arriban a la frontera, los grupos se dirigen a las trochas, algunas veces con guías, para atravesarlas y llegar a Colombia.
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