El Estado, como organización política, se encarga de establecer las normas que regulan a una sociedad. Para tal fin, se vale de las instituciones públicas que funcionan en cada momento en beneficio de la población, es decir, su accionar debe buscar siempre el bien común. De este modo, se logra mantener el orden entre los ciudadanos, a la vez que se logra avanzar hacia el desarrollo y el avance social que beneficie a todos.
Sin embargo, en Venezuela las instituciones del Estado se encuentran controladas por un régimen que se ha atornillado al poder, motivo por el cual, su funcionamiento no corresponde con el deber ser. Por el contrario, las acciones de entes como el Ministerio Público y el Tribunal Supremo de Justicia tienen como objetivo perpetuar un modelo de desigualdad y corrupción. Así, hemos llegado a una emergencia humanitaria compleja que se encrudece día tras día.
Por tal motivo, en la actualidad los venezolanos nos encontramos vulnerables ante la mayor crisis que existe en el mundo occidental. La realidad que viven la mayoría de los ciudadanos está llena de miseria e injusticias. Acorde a la ENCOVI 2019-2020, la pobreza alcanzó al 96% de la población, la cifra más alta del continente. El salario no alcanza para cubrir la cesta básica. Además, sufrimos una crisis general de servicios. Los hogares venezolanos pueden durar días y hasta semanas sin electricidad, agua, gas o internet. Por si fuera poco, la pandemia por el COVID-19 atenta contra millones que deben arriesgar sus vidas para poder sobrevivir entre la precariedad.
La realidad en Venezuela es nefasta. El caos, la desidia y la corrupción se apoderaron del país. El Estado se encuentra tan empobrecido por 22 años de un mismo modelo fracasado, que es incapaz de cumplir su función como garante del orden social. Para nadie es un secreto que los hospitales estaban colapsados desde antes de la pandemia y que enfermarse resulta un lujo que pocos pueden cubrir. Por su parte, los más vulnerables son los niños que han visto su futuro dificultado, los abuelos que no pueden sobrevivir con pensiones menores a un dólar y las mujeres, quienes se han tenido que retirar del mercado laboral.
Hoy Venezuela es incapaz de proteger la salud y la vida del ciudadano de a pie. Esto explica más de 5 millones de venezolanos han migrado a otros países. Migran en búsqueda de oportunidades que no consiguieron aquí. Un sector de ellos es vulnerable también.
Ante tanta injusticia, Venezuela necesita dejar atrás toda la corrupción e ineptitud que ha caracterizado estas dos décadas bajo el chavismo. Debemos tener siempre presente que nuestra lucha es para rescatar a las instituciones del Estado, de manera tal que trabajen en pro de los venezolanos y no de unos pocos que quieren enriquecer sus bolsillos. Haremos que el Estado recupere su razón de ser y cada funcionario público trabaje con honestidad. Pronto haremos del país una tierra de prosperidad y provecho para que todos podamos gozar de calidad de vida. Continuamos luchando para lograr una Venezuela libre y democrática.
Stalin González