Asdrúbal Piña tiene 6 años como zapatero, manifiesta que decidió emprender en este oficio porque el salario que percibe de su trabajo formal solo le alcanza para comprar unos cuantos dulces.
Optimista y alegre, así se define este barquisimetano que sonríe a la crisis desde su puesto de trabajo improvisado: Una silla rodeada de calzados recién reparados que exhibe a quienes transitan por la avenida Vargas al centro de la capital larense.
“Tengo 33 años trabajando para la gobernación pero mi salario solo me alcanza para comprar chupetas, por eso para poder subsistir me dedico desde hace 6 años a reparar zapatos y con lo que hago puedo comprar comida”, relató el señor Piña a Elimpulso.com
Manifiesta que cobra 3 dólares por pegar y coser cada calzado y puede reparar entre 3 y 5 pares diarios.
“La gente está mandando a reparar sus calzados porque los nuevos están caros. En enero la cosa ha estado mejor que en diciembre, pues el mes pasado las personas estaban comprando zapatos de no muy buena calidad en ofertas y como ya se les han despegado no tienen otra opción que mandarlos a coser”, contó al equipo periodístico.
Señala que son los hombres quienes por lo general solicitan sus servicios de zapatero, sin embargo dice que últimamente también las mujeres llevan sus calzados deteriorados.
“Como ahora ellas poco usan zapatos de tacón porque caminan mucho buscando comida, ofertas y haciendo diligencias, han comenzado a buscarme para que les repare sus deportivos”, expresa.
El señor Piña puntualizó que a pesar de la crisis se siente afortunado de contar con un trabajo que le permite satisfacer sus necesidades básicas, por lo que pide a Dios salud para continuar desempeñando este honrado y antiguo oficio.
«Me va bien, tengo salud y no estoy padeciendo de necesidades. Tengo 5 hijos todos son profesionales y bueno lo que hago aquí es prácticamente para mi y mi esposa», concluyó.