En la relación de la visita pastoral del obispo Mariano Martí, prelado de la Diócesis de Venezuela, que llegó a Barquisimeto en marzo de 1779, menciona “el sitio que llaman Cabudare, el cual debería de tener ya un regular número de habitantes”.
Esta importante población del estado Lara, encrucijada de caminos, no tuvo fundación hispana, ni tampoco un poblamiento por decreto. Al cumplirse 203 años de su definitivo poblamiento, rigurosas investigaciones demuestran que creció progresivamente.
Las fundaciones hispanas fueron un acto oficial, un “ritual” español, que se registraron en actas, que eran documentos formales, y en aquella remota época, un escribano dejaba testimonio escrito del poblamiento, con definición de los límites, identificándolos, en donde también se nombraba a un juez poblador como por ejemplo el caso del gobernador Francisco de la Hoz Berrío, quien coordinaba todas y cada una de las acciones a seguir para que el acto se inmortalizara.
En el caso que nos ocupa, varias familias antes dispersas en la zona fértil del Valle del río Turbio, venidas de Santa Rosa del Cerrito o de Barquisimeto y otros lugares, se reunieron en un sitio principal, donde surge el actual centro de Cabudare.
El obispo visitó varios “sitios”
De vital importancia para Cabudare, fue la Visita Pastoral del Obispo Monseñor Mariano Martí quien, considerando el continuo crecimiento de la población, la actividad agrícola de su gente, el comercio y la importancia del lugar como “puerta de los llanos”, vio la necesidad de crear allí una nueva parroquia.
El 19 de febrero de 1779, el prelado estuvo en Las Cojobas, -lo que hoy es parte del Fuerte Terepaima-, visitando la capilla u oratorio, establecida bajo la advocación de la Madre de Dios de la Concepción. Esta hacienda existió desde 1625. De allí pasó a Bureche, en donde Don Luis de Alvarado, padre del Alférez Real de Barquisimeto, Juan José Alvarado de la Parra, disponía de una hacienda y un oratorio -sitio en la actual carretera vieja hacia Yaritagua-, tomando nota del estado de las capillas y ordenando a los propietarios las respectivas mejoras.
En su itinerario se especifica que el obispo pasó de Bureche al Pueblo del Cerrito de Santa Rosa y al siguiente día, pernoctó en Cabudare, (sitio perteneciente a la Parroquia de Santa Rosa), en donde revisó los predios y solares, y se reunió con los vecinos, quienes habían introducido una solicitud para la erección del nuevo curato con la intención de separarse de la parroquia Santa Rosa.
El censo que levantó Martí arrojó 3.344 almas en la parroquia de Santa Rosa, de las cuales, la gran mayoría habitaban los solares dispuestos del río Turbio y Claro hacía el sitio de Cabudare.
Así el 3 de octubre de 1785, a través de un Auto, se decretó el nuevo curato con sede en el sitio de Cabudare. Pero la erección de la parroquia no se pudo concretar de inmediato, pues las tramitaciones de la Ley del Patronato Eclesiástico de España eran largas y burocráticas.
El primer templo
En 1793, don Juan José Alvarado de la Parra, rico propietario del Valle de Turbio y alférez real del cabildo de Barquisimeto, (realista), por sugerencia del obispo de Caracas Mariano Martí, solicitó permiso ante el despacho diocesano de Caracas, con el propósito de construir un espacio adecuado “para el cultivo de la fe” y así fue otorgado.
Pero no se construirá este hermosísimo oratorio bajo la advocación de Santa Bárbara, sino cuatro años después, en 1797. Fue entonces cuando los habitantes del sitio de Cabudare comenzaron a congregarse los domingos y días de fiesta, en el oratorio, primer templo de la comarca y del sitio.
No obstante, el horrendo suceso del 26 de marzo de 1812 hizo sucumbir el oratorio reduciéndolo a simples ruinas, y de seguida tanto los vecinos como la familia Alvarado de la Parra, levantaron un tinglado de techo de tamo y paredes de bahareque, para proseguir con el culto al Señor, pero no lograron la misma receptividad, lo que implicaba que la gente debía trasladarse hasta la iglesia de Santa Rosa, cuando los ríos Turbio y Claro no estaban crecidos.
Sin duda, aquel hecho sirvió de base para que en 1817 (treinta y dos años después) los hacendados de Cabudare insistieran en sus solicitudes ante las autoridades.
En la segunda quincena de noviembre de 1817, los vecinos del sitio de Cabudare recibieron la buena nueva, que estaba pronto a erigirse la creación de la Parroquia Eclesiástica y la construcción de su templo mayor.
Los límites del nuevo poblado
El 27 de enero de 1818, que es la antesala inmediata a la creación de la Parroquia Religiosa, tiene el significado de ser el día en donde los fieles, los vecinos, suscribieron un documento con el propósito de dejar por sentado que se congregaron en un solar de Cabudare, para definir la construcción del templo matriz, la plaza mayor, y en torno a estas, proseguir con el crecimiento de la futura ciudad, más allá de las consecuencias legales que ello pudo generar y que generaron, porque el mando del general realista Pablo Morillo, se apersonó a esta tierra y ordenó cerrar los comercios, pero ya Cabudare había nacido.
Pese a los anhelos de los cabudareños de ser reconocidos como pueblo, en 1826, los comerciantes de Barquisimeto actuaron, tras bastidores, para que Cabudare no alcanzara la jerarquía de pueblo.
El Boletín del Centro de Historia Larense de abril, mayo y junio de 1944, cita que los vecinos de Cabudare se reunieron el 27 de enero de 1818, con “la junta plenaria” integrada por el doctor Juan de Mujica, cura de Santa Rosa, los dos curas de Barquisimeto, presbíteros bachiller Sebastián Bueno y José Antonio Meleán, el Alférez Real Juan José Alvarado de la Parra y el padre Andrés Torrellas, que rubricó el acta de demarcación “ordenada por el señor gobernador de este obispado, procedimos a reconocer el terreno que debía desmembrarse –de Santa Rosa- para la creación de la nueva parroquia”.
Al final del documento se acentúa que esta “será la extensión parroquial del nuevo curato de Cabudare y sus límites, los mismos que quedan mencionados, en cuya operación no manifestaron oposición alguna los señores curas y se conformaron en todo con la expresada demarcación”.
En el sitio se clavó una cruz como señal de que allí se instalaría el poder religioso y así quedó escrito y firmado, el 27 de enero de 1818. Es así entonces como Cabudare surgió, entre la Capilla Santa Bárbara y el templo matriz San Juan Bautista, bajo la advocación de la Virgen de La Candelaria.