La nueva opción que encontraron las autoridades de China para diagnosticar COVID-19 es el test rectal que, según los expertos, ofrece una alta tasa de detección del virus que inició en la ciudad de Wuhan en 2019.
Cada vez son más las pruebas anales que se realizan en China para detectar la presencia del nuevo coronavirus en pacientes de riesgo y personas que llegan del extranjero, sin embargo esta opción ha sido altamente criticada pese a su alto índice de fiabilidad.
El test rectal aumenta la tasa de detección de personas infectadas porque el coronavirus permanece más tiempo en el ano que en las vías respiratorias, declaró a la televisión pública, CCTV, el doctor Li Tongzeng, subdirector del departamento de enfermedades respiratorias e infecciosas del Hospital You An de Pekín.
Las muestras suelen tomarse desde la garganta o nariz, sin embargo en algunos barrios de Pekin, donde se han registrado brotes localizados, los residentes fueron sometidos a test rectales. También se ha sometido a este tipo de examen a las personas que cumplen cuarentena obligatoria en hoteles, incluyendo viajeros procedentes del extranjero.
No obstante, las reacciones de algunos pacientes se han balanceado entre miedo y burlas. Un usuario de redes sociales publicó el miércoles su reacción a este test: No es demasiado doloroso, pero sí superhumillante.
La CCTV dijo el domingo que no se generalizarán las pruebas rectales porque no son lo suficientemente prácticas.
Las muestras de heces a menudo dan positivo incluso una semana después de que sus muestras respiratorias han dado negativo, hallaron investigadores de la Universidad China de Hong Kong.
Si bien se necesita más investigación para determinar qué tan efectivos son los hisopos anales, las pruebas de heces han sido “muy subutilizadas” en la pandemia, dijo Francis Chan, decano de la facultad de medicina de la universidad y director de su Centro de Investigación de Microbiota Intestinal.