Durante el año 2019 se realizaron un conjunto de acciones cuya meta era lograr un cambio de gobierno, con el lema «cese de la usurpación», con el fin de rescatar la democracia y la calidad de vida perdida del venezolano en los últimos 20 años. Estas estrategias fracasaron y gran parte de la responsabilidad la tienen la falta de cohesión y consenso en los partidos políticos además de la que tenemos cada uno de los que nos oponemos al régimen al no acatar los llamados de nuestros líderes y mantenernos dentro de nuestra zona de confort o indiferentes a la situación-país
Una meta de tal magnitud obligaba a establecer un consenso entre los diferentes actores sociales, desprendiéndonos de nuestras ambiciones personales, políticas o ideológicas, anteponiendo el bien común o interés del colectivo.
Teóricamente debemos reconocer que no hay cohesión grupal ni consenso en la oposición tanto en la visión país ni en las estrategias para el logro de nuestros objetivos, como se evidenció durante el año 2020, al no lograrse ningún acuerdo en las acciones a seguir, agravado por la llegada del COVID-19.
Demanda esta situación de estrategias que hagan viable el logro de las metas y satisfacer las expectativas del soberano. Dando como cierto que estamos muy mal organizados y capacitados como opositores para enfrentar al régimen o gobierno actual, procede definir acciones para este año, que deben iniciarse luego de la toma de posesión del nuevo cuerpo directivo de la Asamblea Nacional el 5 de Enero del 2021.
Es oportuno resaltar que los grandes logros se han alcanzados con pequeños cambios continuos y mostrando resultados positivos en forma precoz. Nuestro país requiere no de maquillajes como nos han acostumbrado en los últimos veintiún años, sino de cambios profundos, que comienzan con el empoderamiento del colectivo de los principios y conceptos por lo cual luchamos. Es decir informar, capacitar en el ser y en el hacer, lo cual es educar, no en profesiones, sino fortalecer los principios y valores de ciudadanía como son el respeto, solidaridad, confraternidad, identidad nacional, honestidad, todos estos para poder lograr un verdadero control social de las funciones de gobierno comunal, parroquial, municipal, estatal y nacional.
Las estrategias para tales fines comienzan con:
1) Revisar y generar consenso de la oferta del país que anhelamos y que vamos a promocionar con diferentes escenarios de acuerdo a la realidad social y económica del país.
2) Capacitar a lideres si distingo de religión, credos ,partidos políticos, ONG, o grupos o voluntariado que desee incorporarse, en los principios y conceptos de la propuesta de país que queremos.
3) Promover en las comunidades reuniones con sus lideres o representantes o grupos organizados, para realizar el diagnóstico de problemas atendiendo a los criterios de prioridades así como acciones para la búsqueda de soluciones a los mismos.
4) Capacitar a los grupos en técnicas de evaluación de resultados o logros sencillas, con base a criterios estandarizados.
5) Establecer vínculos con lo servicios públicos existentes en las comunidades para enterarse de planes y programas en desarrollo o proyectos.
6) Designar lideres responsables de las tareas a desarrollar para supervisarlas, evaluarlas y que permitan articular entre los diferentes actores sociales de la comunidad.
7) Capacitar a las comunidades en el valor del voto como mecanismo de renovación democrática y su defensa en los procesos electorales. Estas estrategias sencillas pero complejas en su implementación por el tiempo que demanda de individuos comprometidos con el futuro de nuestro país, son los responsables del éxito de una misión, fundamentalmente las relacionadas con el cambio de un escenario. Existen en las comunidades personas que se oponen al cambio, otras que son favorables al mismo y un grupo indiferentes, conocidos como NiNi. Debemos trabajar más con estos últimos, y mejorará el impacto y resultados a alcanzar.
Debemos tener en cuenta que Twitter no cambia gobierno, pero el Voto si. Existen otras salidas producto de la pérdida de la capacidad de tolerancia al caos social en un momento determinado , capaz de generar una protesta local, regional o nacional de no retorno. Este escenario no deseado, por siempre ser generador de violencia y represión, requiere de un liderazgo nacional efectivo, en el cual se hayan agotado los términos de negociaciones en la búsqueda de superar la crisis de un país, en este caso nos referimos a Venezuela.
La puesta en práctica de éstas estrategias, lo denominaremos «Movimiento hacia la Sexta República» . La organización de la disidencia o opositores al modelo de gobierno va a servir de apoyo a los diferentes movimientos internacionales que abogan por una salida democrática y electoral mediante la designación de un nuevo árbitro electoral y unas elecciones libres y vigiladas por organismos internacionales.
Estas estrategias son ahora mucho más difícil de alcanzar por estar abrumados por los efectos negativos sobre la economía del país, ya deficitaria, por la pandemia del COVID-19 y a su vez sobrecarga de los servicios de salud por enfermos. La prioridad es seguir implementando medidas de bio-seguridad y emprender el proceso de prevención primaria con la vacunación de la población, priorizando personal de riesgo, como lo son profesionales de la salud, personas de tercera edad, personal de Defensa Civil y de puertos y aeropuertos.
Este año requerimos de unidad producto de la integración en pocos partidos de la oposición, para enfrentar de manera más efectiva los retos que el demanda.
Tenemos en curso elecciones de gobernadores y alcaldes, y asamblea legislativa, y el próximo año 2022 el revocatorio del mandato presidencial. El 80% de la población votante está en contra del actual gobierno.
Si hay coherencia, unidad y entusiasmo lograremos revocar a Nicolás Maduro . ¡Si podemos! Movimiento Sexta República. ¡Manos a la obra!
Dr. Orlando García Gómez.