Los bajos salarios han llevado a los profesionales de la Enfermería en Venezuela a no depender de un puesto en el sector público, pues el sueldo más alto al que pueden aspirar es de 6,02 dólares al mes, mientras que un Técnico Superior Universitario (TSU) cobra un poco más de 3$.
La mayoría ha tenido que rebuscarse en el comercio informal para obtener más ingresos; no obstante, otros prefieren apelar al libre ejercicio porque consiguen garantías de alimentación, protección y transporte, factores que están ausentes en los recintos de salud gubernamentales en el país.
Yolanda Yamale, vicepresidenta del Colegio de Profesionales de Enfermería del estado Anzoátegui, señaló que la atención a domicilio, bajo la debida supervisión médica, ha cobrado mayor auge entre los agremiados dado que los salarios oficiales no cubren siquiera el 2% de la canasta alimentaria, que al cierre de 2020 superaba los 250 dólares.
Apuntó que si bien la modalidad se viene aplicando desde hace muchos años, el desalentador pago en moneda nacional los ha empujado a buscar mejores condiciones sin abandonar el país.
“Para nadie es secreto que el personal de salud en Venezuela es el peor pagado de América Latina y cada quien busca maneras de hacer sostenible la profesión. Tristemente, luego de tantos años de estudio, nos vemos convertidos en cazadores de ‘tigritos’ que luchan por la sobrevivencia”, lamentó.
La enfermera Francelis Morales es una de las que han optado por realizar trabajos a domicilio, pues su sueldo como empleada del Ministerio de Salud se encuentra por debajo de los cuatro dólares por mes. Lleva en esto más de tres meses.
Los costos de los servicios prestados son los que avala, en divisas, la Federación de Colegios del gremio en el tabulador orientativo de honorarios para la práctica de libre ejercicio.
Con base en este, procedimientos como curación de heridas, cateterización de vía intravenosa con aplicación de tratamientos, administración y cuidado de solución endovenosa, aplicación de inyección intramuscular y alimentación por sonda tienen un costo de 15$ cada uno.
La aplicación de medicamentos de uso tópico (colocados en piel y membranas mucosas), inyección intradérmica/subcutánea y valoración de signos vitales cuestan 10$. Tomando en cuenta esto, un enfermero puede ganar unos 70$, si presta atención a domicilio, en tan sólo una semana.
Ante esta realidad, profesionales como Leomarys Zambrano cuidan pacientes en sus horas extra.
Ella señaló que este tipo de empleos les brinda seguridad laboral, pues quienes contratan aportan materiales de protección, comida, traslado y mejor remuneración económica.
“La comodidad que tiene un enfermero particular no se compara con el ambiente que tenemos que aguantar en una institución pública que pasa 24 horas sin agua, sin baños aptos y que carece de guantes y tapabocas”, manifestó.
Algunos enfermeros también promocionan sus servicios a través de las plataformas digitales. Este es el caso de Editza Pineda, con 8 años de graduada, quienen la red social Instagram dio a conocer su trabajo particular y ofrecer información en materia de primeros auxilios y sobre diversas enfermedades.
Deivis Herrera, licenciado en Enfermería, es otro de los que han tenido que “rebuscarse” en esta disciplina, pues cada vez se le hacía más difícil adquirir lo esencial para vivir.
Señaló que pasó de prestar servicios mínimos a cuidar pacientes con diversas patologías. En un mes, dependiendo de su carga laboral, puede llegar a reunir 100$.
Pacientes COVID- 19
El licenciado en Enfermería manifestó que con la llegada del coronavirus y el déficit de personal en los hospitales, los familares de contagiados por COVID-19 buscaban a los profesionales para que cuidaran de los pacientes en sus ratos extra mientras estaban hospitalizados.
El precio estándar por atender a los de casos leves era de 30$ por 24 horas, y de 50$ para atender a los más graves.
Herrera lamentó que la reducida remuneración del sector y la falta de Equipos de Protección Personal (EPP) “espanten” a los trabajadores y les generen sobrecarga a los que se encuentran resistiendo por vocación.
“Nos hemos encontrado con guardias donde hay hasta 60 hospitalizados y 3 enfermeros cuando lo adecuado es que haya uno por cada cuatro pacientes”, indicó.
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