Ya Jesús tenía 30 años y estaba a punto de mostrarse al pueblo de Israel como el Mesías. Mientras tanto, realizando su labor de Precursor del Mesías, San Juan Bautista predicaba, bautizaba en el Río Jordán y tenía algunos discípulos.
Un día estaba Juan Bautista con Andrés y Juan, y al ver que Jesús iba pasando, les dijo: “Este es el Cordero de Dios” (Jn. 1, 35-42). Cuando estos dos discípulos identificaron con esas palabras al Mesías tan esperado, en seguida siguieron a Jesús.
¿Cuál es la enseñanza de este episodio? La actitud de San Juan Bautista debe ser nuestro ejemplo: muestra el Mesías a sus seguidores y él mismo desaparece.
Y notemos la cadena: Juan Bautista lleva a Juan y a Andrés a Jesús. En esto consiste el apostolado y la evangelización. Unos llevamos a otros a Jesús.
Pero para hacer esto, recordemos la enseñanza del Bautista: hay que mostrar a Jesús. Para ello hay que disminuir, opacarse, desaparecer… para que Jesús sea Quien se muestre. En el apostolado y en la evangelización, debemos mostrar continuamente a Jesús y no debemos estar mostrándonos a nosotros mismos.
Hay que hacer como San Juan Bautista: disminuir para que el Señor crezca; opacarnos para que el Señor brille; desaparecer para que Él se muestre; escondernos para que el Señor sea el único que luzca.
Así otros podrán reconocer a Jesús como el Salvador y seguirlo como lo siguieron Juan y Andrés. Ellos ni lo pensaron. Enseguida comenzaron a caminar detrás de Jesús. Y Éste, al ver que lo seguían, les pregunta: “¿Qué buscan?” Ellos quieren conocer al Mesías y Él les pregunta sobre sus intenciones, porque de nada vale seguir al Mesías si no estamos dispuestos a entregarnos a Él del todo.
La respuesta de ellos es otra pregunta: “¿Dónde vives?” Posiblemente lo que querían era saber dónde buscarlo posteriormente. Pero Jesús los sorprende, pues de una vez los invita a seguirlo.
¡Qué emoción la de estos dos jóvenes! Ya no era otro hablándoles del Mesías: era Él mismo hablándoles y enseñándoles.
Y ¿qué hacen después de esto? Hacen lo mismo que San Juan Bautista: Andrés fue a buscar a su hermano Simón (que luego se llamaría Pedro), le informa que han encontrado al Mesías, y lo lleva a donde Jesús.
Es la cadena de la evangelización, de la Nueva Evangelización que debemos realizar hoy en día en un mundo tan alejado de Dios: llevar a otros a Jesús. Pero de verdad mostrando a Jesús, no mostrándonos nosotros mismos, sino dejando que Jesús sea el que luzca. Y Él, con su Luz, iluminará este mundo oscuro.
Isabel Vidal de Tenreiro
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