Diariamente hacemos física elemental en cada uno de nuestros actos. Es lo que también ocurre con la procesión mariana de la Divina Pastora en la que concurren los factores: latitud, longitud, altitud y tiempo. Es la manera correcta de concertar una cita. Así estamos ante una liberación espiritual movida por la cultura religiosa de una masa humana que cada 14 de enero toma las calles de la ciudad para testimoniar su fe a la virgen patrona de los larenses. Un hecho que se repite desde hace 165 años tras la muerte del padre Macario Yépez, quien se ofreció en sacrificio para que cesará la epidemia de cólera que en 1856 azotó a Barquisimeto, considerado un milagro por la teología y metafísica.
La congregación de más de 2 millones de personas en la procesión constituye una poderosa fuente de energía manifiesta en el pensamiento, recogimiento y desplazamiento en un recorrido de más de 7 kilómetros. Máxime que la mayoría de los participantes desea el contacto visual con la sagrada imagen para impregnarse de la energía que dela misma emana.
Se trata de una prolongada y agotadora jornada de fe que consume casi 13 horas desde las 5 de la mañana. Una confirmación de la filosofía popular que reza: La fe mueve montañas. Primero es la concentración de la masa de fieles en el Santuario de Santa Rosa que ora, medita, canta y eleva plegarias a esa inteligencia suprema que rige el Universo. Luego la procesión de la imagen a paso lento en un dancístico bamboleo de derecha a izquierda y viceversa en lo que casi linda en el fenómeno de la levitación.
A su paso el más indiferente o incrédulo no escapa a su energía sanadora que a más de uno ha curado o salvado en los peores momentos de su vida. Es la obra de los milagros que se materializa por medio de la práctica de la oración para la conexión con entes como ángeles protectores. Por supuesto que en estos asuntos no congenian para nada la ciencia y la religión, pues cada uno anda por su lado. Lo afirma el escritor y físico argentino Ernesto Sábato: “El poder de la ciencia se adquiere gracias a una especie de pacto con el diablo”
Este acto de fe cristiana es uno de los más amplios e igualitarios que se registran en el país, visto que no hay exclusiones de ninguna índole. De esa forma los participantes disfrutan de: imágenes, olores, entre estos el incienso, sonidos diversos, colores, señales y sensaciones, lo táctil, lo sublime y la belleza en su variedad de formas, entre éstas el arte.
Paralelamente a la procesión y recorrido de la virgen por los templos de la ciudad deriva un conjunto de actividades de tipo social, cultural, humano, económico y turístico. Es también la ocasión para escapar de este “valle de lágrimas” por medio de la fe religiosa.
La pandemia del COVID-19 ha alterado este 2021 la tradicional procesión de 7 kilómetros y medio desde Santa Rosa hasta la iglesia Catedral. Esta vez la procesión es virtual por razones de seguridad a través de una serie de dispositivos digitales, entre estos el canal YouTube de la Arquidiócesis de Barquisimeto. Un icono religioso que integra la identidad cultural de los larenses desde 1856.
Freddy Torrealba Z.