Debido a la pandemia se auguran tiempos de adaptación. La cultura y sus celebraciones no se quedan atrás, se ajustan a los cambios.
José Esteban Pérez, es educador, músico, gerente, investigador y promotor con amplia experiencia en las áreas de diseño, planificación, evaluación de procesos culturales y animación socio-cultural, basados en tradición y cultura popular. Este máximo cultor venezolano nos brinda una visión panorámica sobre la celebración de festividades tradicionales en estado de confinamiento, sobre la adaptación de los festejos en pandemia y el rol de las redes sociales en la supervivencia y difusión de lo cultural.
¿De qué manera han sobrevivido las celebraciones de festividades tradicionales en el estado actual de confinamiento y pandemia? ¿Cómo se han adaptado a los tiempos actuales?
El destino de cada celebración depende, y ha dependido siempre, de la actitud que cada grupo de celebrantes en particular asume, de la manera como ellos interpretan la realidad que viven. En la actualidad, hemos visto diversas reacciones ante la coyuntura, sin embargo, ha sido un denominador común los hechos que reafirman la permanencia, unos, con suma prudencia, optaron por la utilización de las redes sociales adaptando su rituales a las posibilidades de la tecnología, otros, en su nivel más extremo, decidieron cumplir con la devoción y la tradición tal como lo han hecho cada año por generaciones. En síntesis, no dejaron de expresarse públicamente, aunque para algunas hubo variaciones en la forma.
En estos casos, el uso de las redes, de aplicaciones como Zoom, Google Meet, Facebook, Instagram fueron una vez más los vehículos escogidos, algo no muy novedoso para ellos, pues las nuevas generaciones de cultores han estado haciendo uso de ellas desde hace décadas atrás.
¿Cuáles festividades tradicionales se han llevado a cabo este año y de qué manera?
Puedo citar que para celebrar la Cruz de Mayo en Caracas, hubo un grupo «Al son del viento» en El Pedregal, Chacao, que se aisló en un recinto privado, grabaron su ritual y luego enviaron video por las redes. En Catia, oeste de Caracas, Wilfredo Mendoza (decimista), desde su casa, y en familia, armó el altar de La Cruz y desde allí, vía streaming, centralizó las participaciones de otros decimistas que desde sus hogares recitaban sus espinelas (décimas al estilo Vicente Espinel) para el símbolo cristiano.
Fue una iniciativa excelente motorizada por Ángel Palacios (promotor, decimista y cantante) quien es parte de un equipo de personas que crearon Tradiciones Digitales, un grupo de WhatsApp extendido a Instagram y Facebook con el fin de propiciar actividades culturales en la web. Por cierto, días previos a la celebración, ofrecieron talleres y charlas, por Zoom e Instagram, sobre la festividad a La Cruz y manera de hacer décimas.
La festividad de los Diablos danzantes en Yare, no se realizó, sin embargo, igualmente, algunos de sus líderes se encargaron de enviar videos a las redes para mantenerse presentes
En Curarigua (Lara) se celebró un Tamunangue en el que hubo procesión en torno al Santo por las calles del pueblo con muy poca diferencia de lo que ha sucedido años atrás, salvo los tapaboca por parte de alguna gente entre los seguidores y músicos, pudimos verlos en videos que enviaron por las redes.
El 13 de junio, en un sector oeste de Barquisimeto, el grupo Alma de Lara, celebró con música y baile el día de San Antonio, según la tradición, pero en el patio de una casa y aislados de la presencia de público. Esto fue transmitido vía streaming.
La Sociedad Tamunanguera de Caracas, comunidad de la que soy parte, realizó conversatorios y cantos a través de Amigos del Tamunangue (grupo WhatsApp).
La festividad de San Juan (24 de junio) en Naiguatá no tuvo mucha variación con años anteriores, por las redes circularon videos que mostraban a una muchedumbre eufórica en torno a los recios toques de tambor en los lugares donde usualmente lo hacen.
El 29 de junio en Guatire (Miranda), las parrandas de San Pedro acordaron designar una mínima representación que asistió a una misa a puertas cerradas para homenajear a su Santo, esto lo transmitieron vía* streaming*. Por supuesto, decidieron no realizar su recorrido tradicional por las calles Guatireñas.
¿Qué influencia trae lo tecnológico en la celebración de la tradición durante la pandemia? ¿Permanecerán una vez bajen las alarmas?
Desde hace varias décadas las generaciones actuales de cultores se apropiaron de la tecnología. Son las redes y la tecnología, y la fascinación que generan, uno de los factores que más influye en la transformación de la cultura en general.
Las festividades tradicionales no han sido la excepción: cofradías, agrupaciones, sociedades cuentan con páginas en Facebook, WhatsApp y/o Instagram. No es novedad entre jóvenes celebrantes, lo que ocurre ahora es que quienes lo hacían tímidamente dieron el paso definitivo y trascendieron la línea de lo que sucedía casualmente, para situar lo informático en lugar privilegiado de su quehacer.
Creo que saldrá fortalecido el hecho del cultor como principal fuente informativa de su tradición, y eso es muy bueno. ¿Qué sucederá a partir de ahora? La tecnología seguirá presente, el cultor continuará actuando para su símbolo sagrado y para las cámaras de los teléfonos inteligentes ante los cuales se comportará como artista y como devoto.
¿Cómo se imagina la celebración de las fiestas de diciembre?
Parte de estas festividades nombradas son de exclusiva potestad de la Iglesia Católica, la Misa del Gallo es una de ellas. Hasta ahora, la comunidad católica ha mantenido sus puertas cerradas, transmiten misas vía streaming con una feligresía que les sigue desde sus hogares, cabe suponer que continuarán tal cual con esta práctica.
Respecto a las celebraciones de la religiosidad popular (particular comprensión de la creencia desde el pueblo), pudiera suceder algo similar, dependerá del criterio particular de cada grupo de celebrantes. En los pueblos andinos, el respeto por las creencias, las ceremonias religiosas pero también por la autoridad civil es importante. La Paradura, la búsqueda del Niño («robado») va a requerir imaginación y creatividad para llevarlo a cabo virtualmente si eso quisieran. Pero hay que tener en cuenta que en el fondo es el compartir comunitario lo que importa, hasta ahora, la tecnología ha sido bien aprovechada para mantener esos vínculos.
¿Cómo podrían prevalecer dichas festividades en el tiempo a fin de no perder la tradición y de igual forma adaptarse al tiempo que dure el estado de pandemia?
Las celebraciones han pasado por muchas pruebas, pero ahí están. Unas veces es lo económico, otras, las actitudes desde la iglesia que en casos particulares presionan para que no se realicen o se hagan como ellos consideran es la forma apropiada. También hay muchos casos en que la armonía y convivencia se manifiestan, en otras, los mismos cultores y cambios en sus percepciones, cuando un practicante cambia de creencia (de católico a evangélico, por ejemplo). La pandemia es solo un factor más, y está visto que la tecnología se ha consolidado como aliado importante.