Hay tres aspectos que caracterizan a la ilegítima Asamblea Nacional, instalada el martes de esta semana: la primera, que como la Constituyente, no es reconocida por los países democráticos; segundo, que Nicolás Maduro colocó sus fichas más radicales en la directiva de ese cuerpo; y tercero, que se le terminó el tiempo a Diosdado Cabello y, por supuesto, el usurpador se ha consolidado en el pandemonio del régimen.
El doctor José Gregorio Zaá, secretario político de Voluntad Popular en Lara, al declarar al respecto dijo que no se pueden esperar respuestas a la crisis económica, política y social del país, ya que el problema no es legislativo.
Ahora, los que hablaron en ese acto, que careció de solemnidad y al cual asistieron los representantes de los gobiernos chino, ruso, iraní, nicaragüense y cubano, deben verse en el espejo por las palabras que pronunciaron.
Jorge Rodríguez desplazó a Cabello porque éste ya cumplió su función en la Constituyente y Maduro ya no lo necesita.
A Iris Varela se le nombra vicepresidenta de la cámara, pero sigue siendo la mandamás carcelaria y tiene una ristra de testaferros que le guardan el dinero del pranato. Y a Didalco Bolívar le han dado un premio de consolación.
En esa Asamblea Nacional no habrá debate alguno, ni investigación de la gestión del Ejecutivo y de los organismos del Estado, indica el profesional del Derecho. Ahí hablarán tres o cuatro defensores del régimen y con los demás aprobarán todo lo que quiera Maduro.
Si éste pretendía legitimar su régimen, no lo ha logrado porque la comunidad internacional sigue apoyando a la oposición, liderada por Juan Guaidó.
Nada cambiará como se ha demostrado con el Tribunal Supremo de Justicia, ya que en forma más rauda y veloz, decidió en tres horas rechazar la vigencia del Estatuto de Transición, pero la oposición proseguirá su lucha por el restablecimiento de la democracia en Venezuela.
Previendo esto, el legítimo parlamento conformó la Comisión Delegada que intensificará el trabajo de los diputados verdaderamente democrátas.
En este sentido también debe oírse lo que dice la Conferencia Episcopal Venezolana y monseñor Víctor Hugo Basabe, cuyas palabras tienen gran fortaleza, porque se apoyan en la verdad, señaló Zaá.
