Los venezolanos acataron a medias la nueva orden de «cuarentena radical» impuesta por la administración de Nicolás Maduro para frenar los contagios de la COVID- 19, luego del ligero incremento de casos que se reportó durante la flexibilización total de la medida el pasado diciembre.
En Caracas, el comercio no esencial permanece cerrado, mientras que solo supermercados, farmacias y las industrias relacionadas con estos sectores mantienen abiertas sus puertas.
La agencia Efe constató que en la ciudad pocas personas dejaron sus hogares en comparación con el último mes de 2020 cuando, sin cuarentena, miles salían a las calles cada día.
«Tengo que cubrir una necesidad alimenticia, entonces no puedo quedarme en casa, no puedo dejar de salir», dijo a Efe en el centro de Caracas la pensionista Jacqueline Silva.
La mujer de 59 años explicó que está desempleada y debe ir a la calle a «pedir» alimentos para su hija menor de edad y una hermana que la esperan en casa.
«Mi hija estudia y yo no la puedo mandar a la calle a pedir, tengo que pedir por ella y ella espera en la casa con mi hermana. Yo voy y pido una harina, un pan, lo que la gente me quiera dar. Por cierto, me dieron y voy contenta, voy a mi casa», añadió.
Miedo al contagio
Fuera de su hogar también se encontraba este lunes la caraqueña Emilia Zerpa, una obrera que ni siquiera sabía que entraba de nuevo en cuarentena.
«Yo creo que sí (hay cuarentena)», dijo a Efe después de corroborar la escasa actividad en las calles.
La mujer de 52 años agregó que desde que se detectaron los primeros casos de la covid-19 en Venezuela, a mediados de marzo pasado, teme contagiarse de esta enfermedad que ha matado a más de un millar de personas y ha contagiado a más de 114 mil en el país.
«Cuando hay mucha gente, aglomeración, agarro distancia un poquito, me da miedo contagiarme, (pero) tengo que dejar el miedo a un lado para seguir. Los hijos míos están grandes, pero igual tengo que producir», dijo.
Cientos de funcionarios policiales permanecían en las calles para hacer cumplir el mandato de cuarentena y obligar a los comercios y ciudadanos que desafiaban la medida a acatarla.
En algunos casos, permitían el tránsito de quienes mostraban salvoconductos o demostraban que debían cumplir labores urgentes.
Sin accesos a Caracas
La autopista que une Caracas con las ciudades satélite de Guarenas y Guatire permaneció cerrada durante la mañana y se impidió que los residentes de estas urbes llegaran a la capital de Venezuela.
En las redes sociales circularon vídeos de autos particulares y autobuses regresando tras encontrar bloqueados los accesos a Caracas no solo desde las ciudades del estado de Miranda, sino desde otros estados como Aragua y Carabobo.
Pero la vida dentro de las pequeñas ciudades cercanas a Caracas era distinta este lunes.
Cientos de comercios no esenciales como tiendas de ropa, restaurantes y otros negocios desafiaron la cuarentena en Guarenas, Guatire y otras ciudades, aunque fue poca la actividad comercial que se registró en estas zonas.
En el interior
El mismo panorama se observó en el interior del país, donde muchos comercios y ciudadanos acataron la medida de cierre, que se vio reforzada por corte de calles que impedían el libre tránsito entre ciudades.
En Zulia, cientos de comercios amanecieron cerrados y el transporte público trabajó a medias.
Las farmacias y supermercados y otros negocios relacionados con la alimentación podían abrir sus puertas solo hasta las 2.00 de la tarde, y se prohibió «de manera absoluta» la venta de bebidas alcohólicas o cualquier actividad comercial después de la misma hora.
Medidas similares se observaron en otros estados importantes del país, como Carabobo, Aragua o Trujillo.
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