Sin agua en sus hogares recibieron la Noche Buena y el Año Nuevo los caroreños, situación que se prolonga hasta los momentos, debido a que Edgar Manuel Carrasco, quien ocupa la alcaldía de Torres, decidió en plena época apagar los motores de la represa Los Quediches que distribuye el preciado líquido a la red media y red baja de la ciudad.
La misma crisis de agua en similares días la sufren habitantes de la parte alta de Carora, porque sin tomar en cuenta la fecha decembrina Carrasco procedió a intervenir los motores de la represa de Atariagua, tratando de incorporar un equipo de 600HP que no funcionó y afectó el sistema de aducción.
Ahora ninguna comunidad de Carora tiene agua y el problema se acerca a los quince días.
La razón de esta repentina acción se debe a las filtraciones en ambas aducciones, informó el alcalde.
Si bien existen importantes botes en las tuberías que conducen el agua a la ciudad, estos datan de varios meses atrás, por lo tanto los caroreños no se explican porqué el alcalde esperó esta fecha para dejar sin agua a la población corrigiendo dichas fugas.
La crisis del agua se agrava en Carora en virtud que los cisterneros se aprovechan de la necesidad de las familias y les están cobrando 10 dólares por mil litros.
No es la primera vez que los caroreños atraviesan una escasez de agua como ahora, a pesar que el alcalde en más de una oportunidad durante el año anuncia paradas para reparaciones en ambas aducciones que nunca terminan de aliviar el envío de agua hacia los pobladores.
A esta problemática se le suma el racionamiento de agua al que han sido sometidos los caroreños desde el 2015, quienes antes recibían el vital líquido las 24 horas del día, y ahora un día a la semana, a pesar que Carora cuenta con dos grandes represas suficientes para abastecer diariamente a todos sus habitantes.
Planta de tratamiento inoperativa
Los caroreños antes recibían el agua debidamente tratada desde la Planta de Tratamiento ubicada al sur de la ciudad
Hoy día, dicha planta no funciona por deterioro en su infraestructura y desinversión por parte de las autoridades competentes a escala local y regional.
En tal sentido, los caroreños reciben el agua sin supervisión sanitaria, tal como sale de las represas, sucia y con malos olores, no apta para el consumo humano y con riesgos para la piel al usarse para el aseo personal.
La comunidad torrenre solicita al gobernador ponga operativa nuevamente esta planta para la potabilización del agua que toman los caroreños.