La COVID-19 sigue complicando la existencia de las personas en el mundo y el creciente repunte del virus hace dudar del inicio del mundial 2021 de F1 en Australia como estaba previsto.
Salen a la luz algunas dudas luego de que las autoridades australianas han decretado el confinamiento de uno de los barrios más importantes de Sídney temporalmente, lo que afecta a unas 250.000 personas, y el repunte del COVID-19 en el país.
Días atrás Jean Todt, presidente de la FIA, expuso sus dudas sobre que los calendarios no tuvieran que ser alterados de nuevo, como en 2020, sobre todo en la primera mitad del campeonato.
Australia es uno de los países que pone más celo a los controles para entrar en el país y ha impuesto estrictas medidas para conseguir evitar la entrada de personas susceptibles de poder transmitir el coronavirus, exigiendo una cuarentena de 14 días a todo aquel que quiera entrar en el país.
Por esta razón hace ya casi dos meses decidieron cancelar las tradicionales «12 hs. de Bathurst», la prueba que debía realizarse en febrero.
La preocupación de ellos es, ante todo, de tipo económico. No desean pasar por la experiencia del pasado año cuando la F1 decidió suspender la carrera, pese a que todos los equipos y personal ya estaban en Melbourne.
Los organizadores no quieren volver a tener que afrontar el costo de montaje y desmontaje del circuito callejero Albert Park.
Y el gobierno australiano actúa de forma rápida y contundente imponiendo restricciones en cuanto suenan los índices de alarma.
Por todo este tema no sería de extrañar que los promotores australianos estén pensando en trasladar la carrera hacia fin de temporada, lo que le representaría mayor comodidad y menos riesgo.