Rayuela, la celebrada obra de Cortázar, no fue planificada; Cortázar siempre trabajó la literatura sin planificación. No repetía temas y mucho menos temas que pudieran dar origen a una obra. Nada que le obligara a seguir pautas, Cortázar lo rechazaba. He aquí su testimonio: –“Yo empecé a escribir Rayuela partiendo de papelitos donde había anotado diferentes fragmentos, impresiones, cosas que me sucedían mientras vivía en París en el año 51. Un buen día sentí la necesidad de aglutinar todo eso en un libro y que eso diera finalmente un largo relato. Comencé por la mitad de la novela. En fin, lo primero que escribí, ya sentado ante la máquina de escribir, fue ese capítulo que está en medio del libro, que es lo que llaman el capítulo del tablón. Esa parte donde los personajes están cruzando de un edificio a otro en Buenos Aires, mediante un tablón tendido de ventana a ventana. Me di cuenta que no debía continuar porque el personaje estaba de vuelta en Buenos Aires. Entonces guardé el relato del tablón en un cajón. Y me dediqué a recopilar el contenido de los papelitos, la experiencia de mi vida contenida en ellos.
Rayuela no es un solo libro. Son muchos los libros que el lector puede armar mediante su aplicación en la lectura. Para no exagerar reduzcamos a Rayuela a dos libros, el que termina en el capítulo 56 y el que nosotros, lectores, podemos ordenar. Por ejemplo: siguiendo el tablero de dirección a partir del capítulo 73.
Como se aprecia en su testimonio, Cortázar escribió su larga narración de Rayuela sin planificación. Y que todo el relato salió de esos papelitos que venía escribiendo desde el año 51 que llegó a Paris. Nada en ella tiene fundamento en la planificación. Fueron tantas las anotaciones que había escrito que Rayuela es una novela muy completa, divertida, apasionante. Pero había mucho más material y por eso, además de Rayuela hubo de incluir en el libro ese material como un complemento muy interesante también para el lector. He aquí, pues, porqué su novela Rayuela se extralimita en extensión, sin que por ello el lector pierda interés por su lectura. Dedico la crónica a dos inteligentísimas jóvenes estudiantes: Aura Cristina y Aranza y a su apreciada y joven progenitora Mercedes Elena.
Carlos Mujica
@carlosmujica928