A la dama de los vientos «Mary«
«Es natural querer ser extraordinario»
W. Shakespeare
Siento el corazón con un nudo de vientos que vuelan dispersos. Como todos los vientos viajan autónomos. Así aprendí la libertad de albedrío.
He ido dejando que vayan y vengan con sus alisios, que hagan y deshagan con los pobres céfiros s del norte con los que ahora nos envuelven.
Me disfrazo de luces al andar en el vuelo del vivir. No siento pies sobre el suelo, floto sobre la fe, pero el suelo me luce. El sol de mis cabellos me eleva lo sensual. Mi cintura estrecha me hace más sexy. Anatomía de andina que bien se rima a lo divino. Quizás me distingue la sencillez, lo femenil que respiro, la fragancia de una brisa de flores policromadas que me hacen sonreír y florecer el deseo de los que nunca sabrán de mi néctar afrodisíaco. No estoy segura pero se dos cosas: he mejorado con el tiempo y soy la que quise ¿Podría haber ido mas allá? me pregunto. Siempre.
Este año para olvidarse, ya lo perdone Eso hice, pero la pelea es peleando. Hay mucho que hacer y volar es la mejor ruta para drenar en tiempos del cólera.
La soledad es mi pana a toda hora. No despegó sin su sombra a bordo. En honor a la verdad me salva de los tóxicos y mal vivientes Incluso de uno mismo. Pero tiene su oscuridad y debe saberse dosificarla. Evaporar sus desechos es una disciplina aérea.
La brisa me trajo hasta aquí y ya se me fueron mis dos grandes amores, mi último esposo el finado Braulio y mi perrita Niña.
Pero el viento sopla y no para de dame sorpresas. Tal vez no todo termine en mas huracán. A ese dios de los vientos, del destino, del azar, encomiendo mis vuelos esos que por desgracia muchas veces me bajan de mis nubes de paz, amor y alegría. Paz a los vientos fríos que traen al niño de Belén para un mañana mejor.
Feliz navidad.
Marcantonio Faillace Carreño