Margareth Zerpa niega que su padre Luis Martínez esté involucrado con mafias dedicadas a la trata o el tráfico de personas. Recalca que él permitió que sus cuatro hermanos, su cuñada y una sobrina abordaran «Mi Recuerdo» porque la crisis en Güiria los tenía contra la espada y la pared. La mayoría de este grupo familiar ha sido encontrada ahogada, mientras que Luis Martínez de 56 años es acusado por las autoridades de tráfico de personas
El 14 de diciembre el fiscal designado por la impuesta asamblea constituyente, Tarek William Saab, informó la detención del ciudadano Luis Alí Martínez de 56 años de edad. Esto luego del naufragio ocurrido entre las costas Güiria, estado Sucre, y Trinidad y Tobago en el que murieron ahogadas más de 20 personas.
Por esto hecho Martínez, quien sería el dueño de la embarcación «Mis Recuerdos», en el que las personas zarparon el 6 de diciembre hacia la isla caribeña, fue detenido e imputado por tráfico de personas. Saab apuntó que las investigaciones sobre el caso las lleva a cabo la Fiscalía 3° con competencia plena y con sede en Güiria, junto a la Fiscalía Nacional 66° con competencia plena adscrita a la dirección general de Protección a la Familia y a la Mujer, que investiga los delitos de tráfico y trata de personas.
«¿Cómo mi papá va a tener la culpa si en el bote iban sus hijos y sus nietos?», se pregunta Margareth Zerpa, hijastra de Luis Martínez. La mujer de 25 años de edad era una de las hermanas que recibiría a sus parientes en Trinidad y Tobago.
Revela que el bote «Mis Recuerdos» no era de su papá sino de su hermano Luis Martínez, quien lo había abordado y se encuentra desaparecido. No encuentran los papeles para desmentir lo dicho por las autoridades.
Por otra parte, comenta que la embarcación era capitaneada por un hombre a quien identificó como Deivis, amigo de su papá, y que en ella viajaban poco más de 20 personas.
Margareth Zerpa niega que su padre esté involucrado con mafias dedicadas a la trata o el tráfico de personas. Recalca que su papá permitió que sus hermanos Luis Martínez, Neison Martínez, Diego Martínez, Inés Subero -quien se trasladó desde Nueva Esparta a Güiria para viajar junto a sus hermanos-, así como su cuñada Rudiangelis Rausseo y su sobrina Dariangelis Antonella Martínez abordaran la embarcación porque la crisis en Güiria los tenía entre la espada y la pared. «Ellos venían buscando un futuro mejor», asevera desde Trinidad.
Ninguno llegó a Trinidad y Tobago. Fueron unas de las personas que encontraron ahogadas, excepto a Luis y Diego Andrés Martínez que hasta el 15 de diciembre no habían sido encontrados.
Margareth Zerpa se quedó esperando la llamada de aviso de sus hermanos para buscarlos en el puerto de la isla. Al igual que su primo Andrés Jesús Martínez, quien había mandado a buscar a su hija Analiecer Martínez, de seis años, su hijo Andrés Martínez de ocho años y su esposa Dorelvis Pacheco. La niña apareció ahogada, el joven y su madre permanecen desaparecidos.
«Ellos tenían el viaje planificado con semanas de anticipación. El sábado 5 de diciembre mi papá me dijo que los muchachos saldrían el 6 a las 8:30 de la noche. A esa hora él me avisó que el bote ya venía en camino a Trinidad», relata.
Asegura que en la mañana de 7 de diciembre cuando aún no había recibido ninguna llamada de sus parientes comenzaron a investigar qué había pasado por su cuenta. Margareth, junto a otros parientes fueron a diferentes sedes de guardacostas en Trinidad y siempre les decían que no tenían información.
La familia se confió en que Luis, Neison y Diego Martínez junto a Rudiangelis Rausseo, Inés Subero y Antonella Martínez estaban detenidos. Hasta que se enteraron del naufragio.
Margareth Zerpa detalla que hay rumores de que el mismo gobierno de Trinidad ordenó la devolución forzosa de los migrantes venezolanos. Apunta que en grupos de Whatsapp de familiares se ha dicho, de manera extraoficial, que han encontrado cuerpos, incluso, amarrados por los pies.
La venezolana radicada en Trinidad y Tobago cree que será difícil que su padre sea liberado en próximos días. A su juicio, el gobierno se quiere lavar las manos, aunque eso signifique dejar a una familia entera sufriendo.
«Como familia esto es difícil, mis hermanos no aparecen, mi papá está preso y tenemos a familiares muertos», afirma.
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