Cifar advierte que existe «desventaja» para la industria nacional con las casas de representación, que traen medicinas importadas para su venta dentro y fuera de farmacia
El presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar), Tito López, exhortó a la ciudadanía a no adquirir medicamentos fuera de los establecimientos debidamente certificados para hacerlo, «no en páginas sociales o en su defecto en instalaciones que no estén certificadas por contraloría sanitaria».
López, quien fue entrevistado en Fedecámaras Radio, expresó que existen «nuevos actores» en el mercado -como las casas de representaciones- que están siendo beneficiados en las importaciones por el convenio de permiso especial promulgado en Gaceta Oficial en abril de 2019, que favorece la entrada al mercado de aquellos productos que no se comercializan en el país por espacio de un año.
En ese sentido, explicó que ese vacío dejado por las trasnacionales que se fueron de Venezuela fue llenado por estas casas y fue cuando se empezó a producir la sustitución de productos. A pesar de eso, manifestó que la industria farmacéutica ha experimentado en los últimos 10 meses un crecimiento de al menos 30% como resultado de la pandemia de la covid-19 porque los consumidores han adquirido fármacos como analgésicos, antiinflamatorios y antipiréticos.
«Sin embargo, no pasa así con muchos productos crónicos como antihipertensivos, diabetes, etc», señaló.
Aunque en efecto hay un poco mayor de diversidad de medicinas e insumos, todavía se ve solo un 20% de productos para aquellos que padecen de enfermedades crónicas como el sida o el cáncer.
Informó que han hecho un acuerdo con el Ministerio de Comercio para mantener los precios en los productos para los pacientes que tienen terapia coadyudante para superar la COVID-19, mientras que resaltó que los tratamientos para enfermedades crónicas tienen un precio promedio de $2,46. «Es el más bajo de la región en comparación con países como Colombia o Brasil (…) evidentemente que dentro de una economía liliputiense, muy pequeña, el problema no es precio, sino el bolsillo de los venezolanos».
Advirtió que no es en los precios que se ofrecen en las farmacias, sino en el bolsillo de los venezolanos. Agregó que otro problema que enfrenta el sector farmacéutico es la «voracidad fiscal» que les ha afectado los costos y la competencia que hay con aquellos productos que son importados, ya que no pagan aranceles mientras que los hechos en el país deben honrar esos compromisos y eso los hace estar en «desventaja». Aprovechó para denunciar que tampoco se está aplicando la «fármacovigilancia» ya que hay negocios no autorizados que venden medicinas.
Afirmó que actualmente la industria farmacéutica «no tiene financiamiento externo» y que dependen de sus propios recursos debido al problema del encaje legal. A pesar de eso, la producción mensual se mantiene y la capacidad operativa está entre un 30 y 35%, ocupando el 60% del mercado nacional.
Para 2019, habían cerrado más de 400 farmacias del país por la situación económica, según dijo en octubre de ese año el presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, Freddy Ceballos, quien señalaba que el mercado de medicamentos ha caído alrededor de 44%.
“Las farmacias independientes representamos 85% del mercado, se están perdiendo las farmacias de los barrios y caseríos y no les importa”, indicó el gremialista en relación a la políticas públicas en materia de salud.
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