#OPINIÓN Gaveta azul: Petróleo (Parte I) #7Dic

-

- Publicidad -

La primera y más antigua referencia respecto a este jugo de la tierra, nada tiene que ver con el uso masivo que adquiere  a partir del inicio de su aprovechamiento industrial el año 1859, en Pennsilvania, con la perforación realizada por Francis Drake. Esa primera nota informativa habla del producto sin saber que la lluvia milagrosa  del alimento celestial que cayó sobre los judíos es el mismo chapote espeso, de oscuro color indefinido y olor penetrante que en las cercanías usaban para calafatear el casco de sus embarcaciones. En efecto, el maná  que alimentó a los judíos después de trasponer el Mar Rojo  por un milagro que separó  las  aguas, les dio  paso y después ahogó  al ejército egipcio al regresar las  aguas a su nivel, era el líquido viscoso  conocido como  “aceite de piedra”: petróleo, convertido en el propio  churrasco de hidrocarburos.

Dos milagros al mismo tiempo, la separación de las aguas del mar, que entonces no era rojo,  y la lluvia alimentaria  del maná, ambos hechos nacidos de un  evento astronómico inusual, la incorporación de un nuevo cuerpo estelar al sistema solar. Venus.

- Publicidad -

Es referencia comprobada que el petróleo se conoce desde la prehistoria. La Biblia lo menciona como betún, o como asfalto. En el Génesis, capítulo 4/10, se describe cómo los reyes de Sodoma y Gomorra fueron derrotados al caer en pozos de asfalto en el valle de Siddim. Asimismo el Génesis capítulo 11/3  dice que el asfalto se usó para pegar los ladrillos de la torre de Babel. Después aparece la nota referencial del Éxodo, narrando cómo después de cruzar el Mar Rojo, Yahvé pudo alimentar al pueblo hebreo con el Maná celeste, que la ciencia actual ha determinado son Proteínas Unicelulares de Hidrocarburos

También en la antigüedad se usó el petróleo en los procesos de momificación, o como medicina ordenada por el chamán, el curandero de la tribu, o un sacerdote. Los indígenas americanos de la época precolombina conocían y usaban el petróleo para calafatear sus embarcaciones. En muchas otras latitudes también se le conocía, durante varios siglos los chinos utilizaron gas de petróleo para la cocción de alimentos. Sin embargo, antes de la segunda mitad del siglo XVIII las aplicaciones  dadas  al petróleo eran  pocas y muy elementales.

Fue el coronel Edwin Francis. Drake quien inauguró la era moderna de los hidrocarburos, al perforar en Pennsylvania/U.S.A.,  el primer pozo petrolero del mundo en 1859, logrando extraer petróleo desde una profundidad de 21 metros. Él mismo Drake ayudó a crear un mercado para el petróleo separando la kerosina, que sustituyó al aceite de ballena como combustible usado para el  alumbrado en lámparas.

De  esos tres primeros usos del betún descritos en los dos primeros libros bíblicos, solo uno fue de aplicación deliberada; el uso como pegamento de  ladrillos en la construcción de la Torre de Babel.  Los otras dos fueron intervenciones divinas. Pero, si fue rutina  y práctica común tomarlo de los manaderos, como antes dijimos, para calafatear botes  y embarcaciones; o su uso en  momificaciones y también como medicina ordenada por el chamán, el  curandero de la tribu o un sacerdote. Sin embargo  su uso como alimento –el maná para el pueblo israelí después de cruzar el Mar Rojo– solo se repitió en el último tercio del pasado siglo XX, cuando en forma experimental se logró en un laboratorio europeo extraer proteínas comestibles del petróleo.

El petróleo para usos nutricionales –noticia confirmada  en el Éxodo (16/2 al 31)– según la narración de Moisés, fue un “milagro” investigado casi 4.000 años después, a mediados del Siglo XX por el erudito ruso Immanuel Velikovsky, quien revela la causa y procedencia  del maná como una  de las caóticas consecuencias de la guerra de los Titanes, drama cósmico de la llegada de Venus –un cometa gigante– al Sistema Solar, eventos descritos por el autor ruso en su obra editada en Inglaterra el año 1950 “Mundos en Colisión”; donde revela como los gases de Carbono e Hidrógeno de la cola del cometa, envueltos entre las altas presiones y temperaturas del titánico choque de los cuerpos celestes protagonistas del catastrófico drama, se convirtieron en  el maná que alimentó a los hebreos después de cruzar el Mar, que no era rojo, el color surgió del mismo evento, en una copiosa lluvia sobre el lugar de micro partículas de óxido  de hierro. El alimento milagroso recibe hoy de la ciencia el nombre de  Proteínas de Células Unitarias –PCU— que la tecnología moderna produce alimentando microorganismos, un proceso de cultivos microbiológicos de hidrocarburos.

La Organización de las Naciones Unidas, mediante la Unesco, apoya estos programas  de aporte a la lucha contra el hambre y la sub-alimentación en los países  pobres. Plantas de PCU  existen  en el Reino Unido, que usan como sustratos productivos,  el Etanol y n-Parafinas. Otras plantas y proyectos existen en Suecia, Francia, Italia, Japón, Rumania, Unión Soviética y Estados Unidos, procesando bases de n-Parafinas, Gas-Oil y Etanol. Con base de  Metanol existen Plantas Pilotos; una en proyecto en el Reino Unido, productora en cada una de sus  plantas activas, de 4.000 toneladas anuales. Además programan un nuevo proyecto experimental de 500 toneladas al año,  usando desechos industriales de  cítricos.

Como puede  observarse, en un lapso cercano a cuatro mil años, la humanidad  ha pasado del milagroso maná –alimento celestial–  a las Proteínas de Células Unitarias producidas en los países industrializados; lo que hace comestible al petróleo (menos mal, pues hambre sobrará) mediante el consumo  de subproductos derivados de la refinación de crudos.

Veamos también como en el último siglo y medio desde su redescubrimiento y primera fase de explotación moderna en Pennsylvania, el petróleo plena la historia  contemporánea de forma tan profunda que sus redes de interrelación con nuestras actividades copan la totalidad de la vida planetaria en todos los sentidos, desde las más altas expectativas de progreso, hasta las más nefastas posibilidades del caos destructor.

Hemos tomado una porción de esa multi-compleja red, para desarrollar una  obra escrita de la que ofreceremos un serial de esbozos (tal  vez tres o cuatro más) tomados del archivo de la Gaveta Azul  con lo que haremos j explícita parte de nuestra  experiencia profesional con el producto a través de los años dedicados  al transporte marítimo de hidrocarburos y luego los quince años de  docencia como instructor calificado para los cursos IMO (International Marítime Orgnization), en la Universidad Marítima  del Caribe y en el Instituto Náutico “El Galeón” fundado y dirigido por el colega Licenciado en Ciencias Náuticas Manuel Carrillo Escalona. El propósito final posible,  será una historia del petróleo desde la perspectiva de  un ciudadano venezolano  común, en un intento por dilucidar algún punto, sea oscuro o luminoso, de lo que surgirá  del semillero de estructuras y redes activas generadas por el “aceite de piedra”,  desde su aparición en los desiertos del Medio Oriente, hasta esta  confusa y paradójica  realidad de inciertos días, donde solo navegan las dudas.

¿Vamos rumbo a la utopía de  una sociedad planetaria feliz, por solidaria y en armonía con la madre tierra y la fuente de la vida, el mar; o estamos full avante camino al desastre  de una bárbara convivencia destructiva?

Debiera ser innecesario  hacer constar o mostrar la interdependencia   que ha existido desde hace un siglo, entre el petróleo y nuestro país, pero el objeto es no olvidar que el régimen destruyó el aparato productivo industrial y agropecuario y seguíamos vivos. pero  la destrucción de PDVSA  y con ello la industria petrolera en todos sus frentes: Exploración, perforación, producción, refinación, mercadeo  y transporte, nos tiene en  el sub-suelo de las expectativas y posibilidades. Abrigo la esperanza que una gran mayoría lo haya recordado  al ejercer ayer su voto. La elección de una nueva Asamblea Nacional divorciada de las malas prácticas políticas, el populismo de circo y la demagogia,   debe contribuir a  la reconstrucción  de Venezuela,  dura tarea que no se logrará en tres días,   y necesitará además de mucha dedicación y trabajo, paciencia y  comprensión de la visión del otro.

Quiera el creador considerar suficiente las penitencias impuestas en razón de los errores, las banalidades  e hipocrecías y ahora fortalezca una voluntad positiva encaminada a la forja, el hacer, y el construir. Sea  bienvenido lo que haya  resultado, y a trabajar, solo a trabajar.  Es la única alternativa.

Continuará. Las próximas líneas, tratarán de ser granitos de arena enpos de la mejor vía.

Pedro J. Lozada

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -