En Venezuela, cada proceso electoral debe tener una serie de condiciones mínimas que garanticen y permitan su correcto funcionamiento. Desde elecciones nacionales y regionales, hasta las municipales, dichos requisitos se encuentran expresados en la Constitución Nacional y las leyes. De esta forma, el procedimiento gozará de transparencia, justicia e imparcialidad, permitiendo que el resultado final respete verdaderamente la voluntad de la población, goce de legitimidad y libertad.
Lamentablemente, en la actualidad no existen condiciones mínimas en Venezuela para realizar unas elecciones libres. La cruel realidad es que el régimen quiere repetir este 6 de diciembre la misma fórmula antidemocrática que ha aplicado en los últimos años. Han secuestrado a los Poderes Públicos, al punto que el CNE y el TSJ trabajan según las indicaciones del PSUV. Así, sin instituciones sólidas e independientes, no se puede asegurar el respeto por las reglas del juego democrático. Tampoco existe observación internacional que sea garante imparcial del proceso. Además, siguen intimidando y persiguiendo a quienes piensan distinto, porque no les conviene que exista la pluralidad de ideas. Y por si fuera poco, incluso chantajean a la población que ellos mismos han llevado a la pobreza, amenazando con el hambre a quienes no voten. Un acto vil y miserable.
Sin embargo, la amplia mayoría de la población en el país quiere vivir en una democracia, porque en ese sistema político los derechos y libertades de todos son respetados. En una democracia, es fundamental la separación de poderes para así evitar el surgimiento de tiranías y la corrupción. Asimismo, las instituciones democráticas dirigen su esfuerzo para solventar los problemas de la sociedad y mejorar la calidad de vida de todos. Y los ciudadanos participan activamente en la política, a través de diferentes medios como la protesta, el proselitismo y el sufragio.
Por eso, los venezolanos si necesitamos unas elecciones, pero que sean realmente libres y justas. Nosotros queremos poder escoger a nuestros gobernantes y nuestro destino. Sabemos que así nuestra sociedad será capaz de llegar a consensos, que son tan necesarios para solventar las diferencias sobre los asuntos públicos. Esta es la vía para poder reconstruir al país, para gozar de una economía en desarrollo y de progreso social.
La farsa del régimen del 6 de diciembre solo va a encrudecer la crisis que padecen los venezolanos y tan solo sus pocos aliados reconocerán su engaño. Todo este proceso está de espalda a los problemas reales del país, como la hiperinflación, la pobreza, la inseguridad y las fallas en los servicios básicos. Por tal motivo, nosotros debemos seguir dando pelea y denunciando las trampas de Maduro y su cúpula. Tenemos la responsabilidad de hacer frente a la tiranía y lograr el cambio político que Venezuela merece. Pronto podremos celebrar elecciones libres y justas en el país, para decidir que queremos para nuestro futuro y el de nuestros hijos. ¡Vamos a continuar trabajando sin descanso!
Stalin González