El bledo, cereal de la familia de las Amarantáceas, de la que recibe el nombre de Amaranto, es originario de América donde se encuentran unas cien variedades o subespecies. Ha sido cultivado por los indígenas americanos desde unos 8.000 años antes de nuestra era. Junto con el maíz fue la base alimenticia de Toltecas, Aztecas, Mayas e Incas. Modernamente está considerado un super-grano por su alto contenido protéico que alcanza en unas variedades hasta el 18% superando al trigo, el maíz y el, arroz. Un magnifico balance de aminoácidos –casi ideal según la FAO– más su elevado índice de vitaminas y minerales lo convierten en uno de los alimentos más nutritivos que nos da la naturaleza.
Entre nosotros se le conoce también con el nombre de “Pira” y salvo eruditos, botánicos y ecologistas, pocos saben que los indígenas pobladores de las zonas aledañas del valle constituido por el Guaire la llamaban “caracas” nominal por el que los conquistadores españoles llamaron a las tribus pobladoras de la zona y fue escogido como elemento central del nombre dado a la ciudad fundada por Don Diego de Lozada y que en definitiva bautiza a la ciudad capital de nuestro país.
Hay testimonios del empeño de las autoridades españolas en prohibir su cultivo y consumo, en razón de ciertas prácticas religiosas –animistas—muy frecuentes en las culturas aborígenes, asociadas a las tareas agrícolas. Posteriormente se llevaron muestras a Europa y el cultivo prosperó rápidamente. Se ha extendido en toda la zona del Mediterráneo y ha llegado hasta la India y China.
En cuanto a nutrientes, además de la harina que se obtiene de sus espigas, sus hojas y el tallo tienen propiedades alimenticias de calidad. El grano propiamente es muy rico en minerales: Zinc, fósforo, magnesio, Hierro, potasio y cobre, minerales a los que suma un contenido de Lisina(aminoácido esencial en la actividad del organismo) casi igual al de la leche. También es rica en fibra, renglón en el que supera al maíz, el arroz y otros cereales. Las hojas contienen ácido fólico, hierro. calcio y vitaminas, entre estas su proporción de Vitamina C es mayor que la contenida en la naranja y otros cítricos. Sus cualidades nutritivas superan las de la nutritiva espinaca.
La raíz se usa en infusiones por sus propiedades´ farmacéuticas como antioxidante, para combatir problema digestivos y fiebres. En aplicaciones externas se usa como cicatrizante y mejorador de la tex tura y color de la piel, por su contenido de Vitamina A.
Del centenar de variedades de la planta algunas están más difundidas. En el territorio venezolano las más abundantes son: El bledo blanco, (Amaranthus Dubius Martius), pira blanca (Amaranthus Viridis L.), y pira brava (Amaranthus Spinosus L.), algunas delas especies de bledo son consideradas hortalizas por ser consumidas en forma comestible tanto sus hojas cono el tallo.
En nuestra tierra de gracia, ni siquiera por honor al nombre común entre la capital del país y el que le daban los indígenas del lugar, se usa y aprovecha esta hierba maravillosa en forma masiva. En el resto del continente desde los lagos canadienses hasta tierra del fuego el cultivo de Amaranto está altamente industrializado. En particular las harinas muy panificables y de fácil digestión se utilizan en una gran variedad de formas, desde mezclas para bollería de diversas composiciones, formas y texturas hasta ingrediente complementario de finas granolas.
Es realmente inexplicable que en nuestras tierras donde nace espontáneamente en cualquier pedacito de tierra, hasta en las pequeñas grietas en las bases de cualquier construcción, existan prejuicios y tonteras que impiden su aprovechamiento. Una causa será la ignorancia, pero el mayor impedimento a su consumo es el prejuicio. La gran mayoría de los que se enteran de sus maravillosas cualidades, sobre todo nutritivas se refieren a semejante portento nutritivo como una mala hierba. Con despreciativo desdén, o jocoso en los mejores casos, se pronuncian al respecto:
–Eso no es más que “monte” y de ñapa la “mean” los perros…
El Instituto Nacional de Nutrición ha realizado algunas campañas informativas, esporádicas y de muy corto alcance, pero esfuerzos al fin, que no han sido suficientes para cambiar la visión y opinión que de tan portento nutricional, generoso regalo de la madre tierra mantiene la gran mayoría de la población.