Argentina llora la partida del mítico 10, El Pelusa, Diego Armando Maradona, odiado por muchos y querido por tantos, hoy le roba al mundo deportivo sus lágrimas y lamentos.
Agarradas del brazo, las hermanas Lidia y Estela Villalba lloraban sin parar a la salida del velatorio de Diego Maradona. Ambas llevaban la camiseta del club Boca Juniors y la bandera argentina sobre los hombros.
El dolor que reflejaba sus rostros resumía el que sentían decenas de miles de personas que desfilaban el jueves ante el féretro que contiene el cuerpo de la leyenda del fútbol, instalado en un vestíbulo principal de la casa de gobierno, en Buenos Aires.
Estela recordó los goles que marcó el capitán de la selección campeona en el Mundial de 1986 y se resignó por su pérdida, ocurrida la víspera a causa de un paro cardiaco. “La vida sigue porque desde arriba nos está mirando”, afirmó.
Una de las camisetas que se desplegaba sobre el féretro con los restos de Maradona era la de Boca (el club de sus amores) y que llevaba inscritos su nombre y el número 10.
Los visitantes arrojaron flores y camisetas de fútbol de diferentes clubes por encima del largo parapeto que los separaba del ataúd cubierto por una bandera argentina.
Hombres y mujeres lanzaron besos al aire, se persignaron, se golpearon el pecho con el puño y gritaron “Vamos Diego”. Otros lloraron amargamente frente a la Casa Rosada, situada en la histórica Plaza de Mayo, en el centro de la capital.