Aunque la onza es uno de los felinos más comunes y ampliamente distribuidos en Centro y Suramérica, su biología y comportamiento son poco conocidos.
Su clasificación como especie ha sido muy controvertida, porque, a pesar de ser un felino, tiene a primera vista la apariencia de un mustélido (familia de las Nutrias) anteriormente tenía su propio género Herpailurus, pero estudios filogenéticos, determinaron que está emparentada con el Puma y el Cheetah o Guepardo.
Su denso pelaje puede ser gris o rojizo. En el pasado se pensó que animales de diferente color eran de especies diferentes, pero se demostró que incluso entre hermanos, de una misma camada, pueden variar.
Pueden observarse con más frecuencia que otras especies de pequeños felinos, por eso se pensó, erróneamente, que eran muy comunes, pero estudios recientemente determinaron que existen de 1 a 5 onzas por cada 20 Km2 pudiendo llegar a 100km2.
Pueden trepar árboles con facilidad, moviéndose rápidamente sobre las ramas. Es ágil pudiendo saltar a 2m del suelo intentando la captura de aves y pueden pararse erguidas, apoyando sus patas traseras con su cola, como los canguros.
Es oportunista y sus principales presas tienen menos de 1 kg de peso. Su dieta varía de acuerdo al área geográfica y al hábitat considerado y también puede incluir insectos y algunas frutas.
Aparentemente no tienen una época de reproducción definida en estado silvestre. Las camadas pueden variar de una a cuatro crías, por lo general paren dos, ya con el pelaje completo; en cautiverio han llegado a vivir por 15 años.
A diferencia de otros felinos, la Onza no depende sólo de áreas boscosas, y puede sobrevivir, si no se le persigue, en áreas abiertas, hábitats secundarios y de matorrales densos.