Cada día decenas de personas se suben a las bicicletas para movilizarse en las diferentes ciudades de Venezuela.
El repunte del uso de la bici en el mundo tiene varios motivos: en primer lugar, la recomendación que ha hecho la Organización Mundial de la Salud de evitar aglomeraciones en medios de transporte masivos y mantener el distanciamiento social frente a la COVID- 19.
En Venezuela, la escasez de gasolina y la imposibilidad de mantener un vehículo, han motivado a muchas personas a pedalear por toda la ciudad para ir al trabajo o al mercado.
En este sentido, ¿es posible promover el ciclismo urbano y hacerlo sostenible en el tiempo?
Para disertar sobre este tema, el Consejo Consultivo de la Ciudad de Barquisimeto, en alianza con el Colegio de Ingenieros, la Alliance Française, Una Sampablera por Caracas, Aula Ciudad y Universitas Fundación, realizaron el foro virtual Ciudad, Movilidad y uso de la bicicleta.
El primero de los conferencistas fue el experimentado ciclista español, Diego Téllez Alarcia, quien contó su experiencia a lo largo de sus viajes en dos ruedas, que le permitió descubrir el modelo de movilidad urbana en países como: París, Barcelona, Ámsterdam, Santiago de Chile, Sao Paulo, Bogotá, entre otros.
“Una de las cosas que más me ha sorprendido a lo largo de estos años es ver cómo la bicicleta ha pasado de ser una alternativa a la primera opción de movilidad en países desarrollados”.
Téllez señaló que durante un viaje a Copenhague pudo observar a altos ejecutivos, vestidos de saco y corbata, trasladarse en bicicleta a sus centros de trabajo. “Esto fue realmente impactante para mi. Fue romper el paradigma”.
En este contexto, Téllez destacó que ciudades del primer mundo han adoptado políticas públicas para incentivar la movilización en bicicleta, incluso con la creación de más y mejores lugares de aparcamiento.
No obstante, en países menos desarrollados o con altos niveles de pobreza, la bicicleta surge como una necesidad y no como una opción consciente de transporte.
Bicicleta y rescate de áreas urbanas
En Venezuela y especialmente en el interior del país, andar en bicicleta es una necesidad ante la severa crisis de combustible, la falta de unidades de transporte público y la grave crisis económica que impide mantener un carro.
Sin embargo, poco a poco ha dejado de ser una alternativa para convertirse en el medio de movilización ideal.
Así lo señaló Nelson De Freitas, politólogo y miembro de la organización Una Sampablera por Caracas, quien señaló que el objetivo de este colectivo de ciclistas es promover el liderazgo del ciclismo urbano en Caracas y el resto del país. “La cultura de la bicicleta te permite conectar con el sueño de ciudad que queremos. La bicicleta es abierta a la ciudad, el carro siempre es cerrado. La bicicleta va con tus pulmones, a tu cadencia, el carro no”.
Una Sampablera por Caracas nació como una respuesta a la frustración de los ciudadanos, quienes tardaban largas horas en el tráfico o no conseguían transporte hasta su casa. “Nos cansamos de ser parte del círculo vicioso y empezamos a diseñar tertulias públicas en Caracas para dialogar sobre la ciudad que soñábamos. Sentíamos que no había una conversación real sobre la ciudad”.
Es así como este grupo promotor del ciclismo urbano comenzó a desarrollar actividades para el uso de la bicicleta, rutas de turismo y gastronomía en dos ruedas, así como actividades de esparcimiento en lugares públicos.
La experiencia ha sido gratificante porque les ha permitido vivir intensamente la ciudad, siendo factores de cambio.
Finalmente, De Freitas instó a los ciudadanos a no concebir el ciclismo con un deporte o una actividad recreacional, sino como el medio de transporte más eficaz, humanista y económico.
Implementación de políticas públicas
La ingeniero Norah Farías cerró el ciclo de intervenciones haciendo un análisis general de la sostenibilidad de la movilización en bicicleta en Barquisimeto.
La pandemia, agregó Farías, abrió paso a nuevas formas de movilización incluso en el área comercial. “Hemos visto el surgimiento del delivery (reparto a domicilio) en bicicleta o la adaptación de espacios públicos al aparcamiento de las mismas”.
Los usuarios, dijo, han usado el canal exclusivo de Transbarca para movilizarse al no contar con vías adecuadas por donde transitar de forma segura. “Observamos una competencia férrea entre el ciclista y el peatón. Así como la poca o nula participación de las autoridades para hacer un modelo de ciudad inteligente y sostenible”.
Sin embargo, Farías considera que esta es una oportunidad de oro para promover el uso de la bicicleta, crear políticas públicas que permitan su total incorporación al sistema de movilidad urbana, iniciar un proceso de transformación social para el cumplimiento de las normas de tránsito, así como la recuperación de espacios públicos que se conviertan en lugares de encuentro ciudadano.
«Tenemos la ciudad, ahora nos toca diseñar la ruta y trazar el camino», concluyó Farías.