Habitantes de Rubio vivieron noche aciaga luego de la crecida del Río Carapo

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En Rubio, la fuerza del agua a su paso dejó una profunda huella de dolor, angustia y desesperación. Quienes lo perdieron todo, desde un par de zapatos hasta su hogar, agradecen a Dios porque salvaron su vida. Otros no lo lograron y desaparecieron en medio de la oscuridad y la avalancha de escombros y lodo.

El amanecer de este domingo se tiñó de desolación y fueron muchos los rostros acongojados que, cubiertos de barro, miraban incrédulos una escena de dimensiones sobrecogedoras.

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Dos afluentes de la Ciudad Pontálida, el Carapo y “La Yegüera”, despertaron de su apacible recorrido para convertirse en furiosos torbellinos de destrucción. La lluvia en las cabeceras, que comenzó en horas de la noche y se extendió hasta la madrugada, ocasionó la tragedia que hoy sacude a los habitantes de la capital del municipio Junín.

Los barrios La Palmita, Santa Bárbara, El Rosal, Piso de Plata, El Cafetal, El Cañaveral, El Manantial, San Diego y el sector Matadero, sufrieron el avance y la fuerza del agua.

En las zonas afectadas hicieron presencia funcionarios de Protección Civil, Guardia Nacional, Policía Bolivariana y voluntarios, que aunaron esfuerzos para ayudar a los habitantes. Efectivos del Cuerpo de Bomberos de Junín realizaban un censo de las viviendas que tuvieron percances producto de la inundación.

El alcalde Ángel Márquez, quien se encontraba en el sector La Palmita, dio a conocer que hay varias personas fallecidas, y que algunas todavía se encontraban desaparecidas. Asimismo, indicó que se preparaban para hacer un balance de la situación y tomar las medidas pertinentes.

Más tarde anunció que, en virtud de la magnitud de los daños, se decidió decretar estado de emergencia en el municipio Junín.

“El río se llevó mi casa”

A Gladys de Maldonado, el agua le destruyó su casa.

La vivienda de Gladys de Maldonado, una señora de la tercera edad, ubicada en las márgenes del río Carapo, en el barrio La Palmita, fue arrasada por las aguas y quedó inservible.

Su mirada delataba la incertidumbre de quedarse a la intemperie. Perdió todos los enseres y hasta el humilde techo que la resguardó junto a su familia durante más de treinta años, ya no existe. Con ella, quedaron desamparados sus hijos y nietas.

El tronco de un árbol se estrelló contra la estructura y tal vez eso represó la fuerte corriente y les permitió salir, antes que ocurriera una tragedia. Por eso, agradece a Dios, aunque dice que no sabe qué van a hacer, pues su único ingreso es la pensión y su hija, que trabaja como educadora, percibe un sueldo que “no le alcanza para casi nada”.

Unos amigos les dieron alojamiento temporal, mientras tratan de solucionar su situación. Por el momento, se encontraba frente a las ruinas de lo que fue su hogar. Ahí también quedaron las alegrías y los recuerdos.

“Noche de terror”

Como una noche de terror calificó Farath Gómez la pesadilla que debieron padecer. Ella es ingeniero civil, vive en el sector Santa Bárbara, con su hija.

“Fue una situación indescriptible. Santa Bárbara, El Cafetal, El Rosal, Piso de Plata y Quinto Patio fueron fuertemente afectados; se unieron la quebrada La Yegüera y la quebrada de Las Dantas e inundaron las viviendas. Una situación terrible. Por la calle principal de El Rosal destruyó casas, hubo pérdidas materiales considerables; en el barrio San Diego, una vecina falleció de un infarto debido a la desesperación que padeció al ver que su casa se inundaba”, relató.

“El agua subió más de un metro”

Rayan Mora vive por la calle 8, muy cerca del río Carapo. Su casa, al igual que la de sus vecinos, se vio afectada por la fuerza del agua. Dice que los salvó que la puerta resistió y lograron resguardarse en el segundo piso, mientras que la planta baja se anegaba y dañaba muebles y artefactos eléctricos.

“El agua subió más de un metro; todo flotaba, el televisor, la nevera y demás electrodomésticos. En mi casa vivimos cinco personas; mi esposa, mis tres niños y yo. A nuestros hijos los pusimos a resguardo, en casa de su abuela, y nosotros nos quedamos a salvar lo poco que pudimos”.

Se encontraba en el sitio limpiando algunos enseres y sacando el barro que se metió a su vivienda. Lamentó profundamente los daños ocasionados a las casas de sus vecinos, que según explicó fueron muy afectadas.

Acción solidaria

Organizaciones e instituciones se activaron en una acción solidaria para llevar su mano amiga hasta los habitantes de Rubio que lo perdieron todo.

Es así que quienes deseen colaborar pueden acudir a la sede de la Fundación Deus Cáritas, Terraza Universitaria y edificio administrativo del Instituto Pedagógico Rural “Gervasio Rubio”, Colegio “María Inmaculada” y AmiJunín, en la avenida Manuel Pulido Méndez.

Rubio sufrió los embates del agua y la desgracia. Muchas personas recordaron una circunstancia similar hace 34 años, cuando el río Carapo abandonó su cauce y ocasionó muerte y destrucción. Lamentablemente, la historia se repite. Es un día triste para el municipio Junín.

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