La pandemia, la crisis económica y la cuarentena no han frenado los alquileres. Desde que Nicolás Maduro decretó el estado de alarma en marzo por el coronavirus se han firmado contratos de arrendamientos, muchos de forma privada debido al cierre de registros y notarías durante los primeros tres meses del confinamiento, y que empezaron a trabajar el 15 de junio en las semanas de flexibilización de la cuarentena del esquema 7+7.
De acuerdo con la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, en 2019 hubo un repunte de entre cinco y diez por ciento del número de contratos de arrendamiento, y este 2020 ha aumentado 25% respecto al año anterior, aunque se ralentizó un poco en los meses de septiembre y octubre.
Francisco López Domínguez, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, asegura que, a pesar de la situación de la pandemia, el sector no ha estado tan parado como, quizás, otros sectores.
«Como la gente no dispone de unas cantidades importantes de dinero para comprar una vivienda ni hay créditos hipotecarios, se han visto mermadas las operaciones de compraventa y se han incrementado los alquileres. Por supuesto, la situación económica del país hace que no estemos boyantes, pero, si comparo con algunos sectores, estamos un poco mejor», sostuvo Domínguez.
López recuerda que la caída del sector se viene registrado desde mucho antes de la pandemia. De hecho, señala que tiene 10 años en decrecimiento y que actualmente se encuentra en un nivel muy bajo, sobre todo el mercado primario de la construcción.
«Pero ya no hay mucho margen para seguir bajando. Ya estamos en picos mínimos históricos. No creo que se pueda bajar mucho más».
El alquiler de un apartamento con dos habitaciones y un baño en el oeste de Caracas puede costar 100 dólares; y uno con estas mismas características, pero al este de la ciudad, 120 dólares. El arrendamiento de una habitación puede estar en 70 dólares mensuales.
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