“Alguien con una buena inteligencia interpersonal es capaz de captar las intenciones de los demás, sus sentimientos (que pueden exteriorizar más o menos), saber qué información les falta a los demás… y, como consecuencia interactúa bien con estas personas, al adaptarse a ellas e incluso predecir ciertos aspectos de estas”
Arturo Torres
Según el Psicólogo Arturo Torres, “ Cabe decir que esta capacidad no se ciñe sólo a la manera de interpretar las palabras dichas por los demás, sino que se extiende también a la habilidad para leer expresiones faciales, movimientos e incluso patrones del comportamiento. Por lo tanto, no depende sólo de la información que la otra persona nos dé acerca de ella misma. Más allá de la Teoría de las Inteligencias Múltiples, la inteligencia interpersonal puede relacionarse con conceptos como las habilidades sociales o la inteligencia emocional (en su vertiente social, ya que la inteligencia intrapersonal también puede ser incluida en esta idea) ”.
Por otro lado, señala que “Por lo dicho anteriormente, es posible que ya estés pensando en oficios y profesiones que se caractericen por explotar este tipo de habilidad. Profesionalmente, estas personas suelen ser las que ofrecen una parte de su valor añadido que está relacionada con su capacidad para resolver tareas diplomáticas o relacionadas con el contacto cara a cara con muchas personas. Ejemplos de estos perfiles son los comerciales, los abogados, los profesores, los oradores públicos y, cómo no, los psicólogos”.
Lo cierto es que, en la era de la información, la inteligencia interpersonal se ha vuelto muy importante tanto en nuestras vidas personales (en las que nos relacionamos con una cantidad de personas mucho mayor de lo que era normal hace un siglo) como en el ámbito profesional, donde la diplomacia con diferentes tipos de agentes es casi inevitable.
Es por eso que el Psicólogo Arturo Torres , señala que merece la pena dedicar esfuerzos a intentar mejorarla. En ese sentido nos da algunas claves para afrontar esta tarea:
- Pregúntate qué sabes tú que los demás no sepan
En tu interacción con el resto de personas, es posible que se den casos en los que hagas referencias a hechos o cosas que los demás desconocen. Dar por hecho que el resto de personas tienen la misma información que uno mismo, puede hacer que la conversación sea poco fluida o incluso tenga algunos momentos incómodos.
- Da más credibilidad a los gestos que a las palabras
Las personas pueden mentir con las palabras, pero es mucho más difícil mentir con el cuerpo. Es por eso que los gestos de la cara, la postura y los movimientos de cabeza o brazos nos dan una información que, en las ocasiones en las que no es ambigua, resulta más fidedigna que la que nos proporciona el contenido de su discurso.
- Piensa en cómo te ven a ti
Para interpretar mejor lo que hacen las personas que se encuentran a tu alrededor, es buena idea pensar primero en cómo pueden estar interpretando lo que tú haces. Realiza esfuerzos para tener en cuenta que lo que haga el resto depende en gran parte de cómo te perciban.
4. No tengas miedo en preguntar
Ciertos aspectos relevantes bien merecen una pregunta. Cuando notes que hay algo que se interpone entre tú y los demás en vuestra comunicación, valora la posibilidad de preguntar directamente de qué se trata. Sin embargo, también es bueno que te plantees qué posibles temas no es bueno que sean atacados frontalmente en vuestra conversación, ya que algunas preguntas pueden poner a los demás en una situación violenta o pueden herir la sensibilidad de alguien al ser expuestos totalmente.
Definitivamente, este tipo de inteligencia está relacionada con nuestra manera de ajustarnos a la mente y los actos de los demás y con el modo de interactuar con las personas que nos define.
Italo Olivo
www.iolivo.com