Cuando el establecimiento policial, político y médico se divorcia de su razón de ser corre serio peligro la vida de los ciudadanos. Precisamente es lo que ocurre en la excelente película El intercambio dirigida por el talentoso actor Clint Easwood y cuyo eje modular es la misteriosa desaparición de un niño en 1928 en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, California.
Estamos ante una ola de secuestros (20) por un sicópata que pone en apuros a la policía que dirige incorrectamente las investigaciones. Para justificar la incapacidad y salir del apuro la institución policial incurren la irresponsabilidad de entregar a la madre otro niño. Ésta descubre la farsa montada por las autoridades policiales quedando al desnudo una cadena de corrupciones, manipulaciones y abusos.
Cuando la angustiada progenitora reclama la devolución de su verdadero hijo, es acusada por el jefe de la policía, de enferma mental siendo recluida en un hospital siquiátrico cuyos directivos son cómplices de ese tipo de falsedades. Los inhumanos métodos aplicados a los pacientes en el recinto hospitalario convierten en locos a las personas normales que allí ingresan. La complicidad del sector político es inmediata al estar en juego la reelección del alcalde de turno.
Es la valiente conducta de la madre que insiste en recuperar a su hijo y la honesta intervención de un pastor presbiteriano lo que pone al descubierto la tenebrosa situación. Al final se impone el imperio de la ley que castiga a los culpables. Tras una minuciosa investigación ruedan las cabezas. Es el juez alarmado quien acusa a la policía de poner en peligro la seguridad de los habitantes de la ciudad pues los que buscan su protección son catalogados de dementes. El corrupto jefe policial es destituido, el hospital siquiátrico intervenido y el alcalde renuncia a su reelección. Es el feliz triunfo de la justicia, orden y la ley.
El alentador mensaje final de esta magnífica cinta es el de la corajuda madre cuando afirma que la dura experiencia de la desaparición de su hijo, le enseñó a no perder la esperanza. aunque nunca lo recuperó. La descripción que del niño hace uno de sus compañeros de infortunio a quien se refiere como un muchacho valiente y solidario. Por otra parte, el lado paradojal del asesino serial suplicando que oren por él momentos antes de su ahorcamiento. El pobre diablo sabe que le espera el infierno al cual teme horrorizado.
El intercambio es una película del año 2008 en el género del drama protagonizada por Angelina Joile y John Maikovich, confundida con El impostor por su similar tema. En este film apreciamos un conjunto de valores formales y estéticos.
La acción fluye de forma muy ágil lo que la hace muy entretenida por tratarse de un drama. Es notoria la acertada dirección de actores al igual que calidad de cámara, guion, escenografía, vestuario y maquillaje. Una obra en la que se crece Clint Eastwood, el actor que nos deslumbró en 1968 en el inolvidable western “Lo bueno, lo malo y lo feo”. Esta vez como flamante director que denuncia los males de la sociedad norteamericana.
Estéticamente exhibe varios elementos positivos que la realzan como una película de alta factura. Su fotografía tiene ribetes de impresionista por esos certeros focos de luz que transmiten vitalidad a granel. En este sentido se combinan el director de fotografía y el director general. Convincentes actuaciones, sobre todo la de la desesperada madre encarnada por Angelina Joile. Unos realistas escenarios reflejo del espíritu de esa época previa a la crisis económica de 1929. Más un coherente y valiente guion que denuncia los abusos del poder contra el impotente ciudadano en cualquier tipo de sociedad.
Una cinta merecedora de 20 puntos que vimos por conducto de la televisión por cable y que erróneamente en esa ocasión titularon El impostor.
Freddy Torrealba Z.