Desde que tenemos dispositivos para estar conectados a internet todo el día, como sociedad hemos ido desarrollando nuevas patologías, una de ellas es la conocida como FOMO, acrónimo inglés de fear of missing out que significa miedo a perderse algo en las redes sociales o a quedar excluido de lo que pasa en un grupo.
Quienes sufren este síndrome necesitan estar constantemente conectados a Internet, revisar cada 2 segundos su celular y chequear compulsivamente las redes sociales, el correo electrónico o servicios de mensajería, por temor a que otras personas puedan estar haciendo cosas más interesantes y no ser parte de eso.
Enterarse de las vidas ajenas y la necesidad de contar la propia a los demás no es nada nuevo, lo que cambió con la conexión a internet, es la inmediatez con la que podemos hacerlo. El uso de redes sociales permite que cualquiera pueda comparar su vida con otros en tiempo real.
El European Journal of Public Health publicó un artículo, basado en un estudio realizado en la facultad de ciencias y letras y educación de la Universidad Eskisehir Osmangazien, el cual el problema se demostró por la dependencia a la continua conexión, ya que genera ansiedad y provoca en el usuario la impresión de que si no está conectado es menos popular y activo que sus amigos virtuales. Ello puede provocar frustración.
En los resultados las redes sociales no fueron el problema, lo que ocurre es que como sociedad estamos programados para compararnos con los demás y siempre parece que el resto de la humanidad, está mejor y se divierte más que nosotros, y por inspiración o celos quienes padecen este síndrome sienten la necesidad de no estar alejados de eso.
Las conclusiones del estudio arrojaron que, en mayor o menor medida, todos sufrimos FOMO, o ¿Quién no se ha sentado a comer sin apartar la mirada de su celular? Pero hay que buscar actividades que nos separen del mundo digital para evitar este tipo de trastorno ya que el 56 % de los usuarios de redes sociales son sensibles a él, y ha aumentado en el último año gracias a la pandemia que nos “obliga” a estar conectados.