«¿Se irá la luz hoy? ¿Cuántas horas más sin electricidad e incomunicados?». Las autoridades con competencia parecen no escuchar los lamentos de los ciudadanos, quienes se preguntan ¿hasta cuándo?
Una realidad inocultable. Los prolongados cortes eléctricos le han trastocado la vida a los larenses quienes una y otra vez han reclamado el pésimo servicio eléctrico que no solo le ha dañado sus aparatos electrodomésticos sino que ha sumido su vida en la incertidumbre.
¿Cómo hacer una rutina diaria cuando los cortes eléctricos se generan sin programación? Ya no son dos ni tres horas, ahora, los apagones se extienden por más de seis horas situación que impacta la calidad de vida de los ciudadanos quienes no pueden cumplir con sus actividades laborales ni domésticas.
De acuerdo con datos aportados por la organización civil Activos por la Luz, en las comunidades de Palavecino, Iribarren y El Tocuyo los cortes eléctricos se extienden por casi 30 horas a la semana.
A través de las redes sociales, los usuarios han manifestado su indignación sin que Corpoelec o alguna autoridad regional ofrezcan alguna solución. «Acá en Cabudare duramos ocho horas sin luz. ¿Hasta cuándo este castigo? ¿Qué hemos hecho los venezolanos?»,tuiteó Emilia Moreno.
Otro usuario en Twitter señaló este jueves que permaneció desde las 11:00 de la mañana a 6:00 de la tarde sin el servicio eléctrico, con un total de 7 horas.
Cada día los larenses inundan las redes sociales con mensajes de protesta ante lo que consideran un atropello. Las autoridades de Corpoelec permanecen indiferentes, así como Carmen Meléndez quien aún en medio de los apagones, decidió adelantar la navidad y encender tres plazas en Barquisimeto.
Cuando se va la electricidad también se presentan fallas de conectividad en la mayoría de las operadoras públicas o privadas. Quienes tienen cocinas eléctricas a causa de la acentuada escasez de gas doméstico permanecen horas sin comer.
Daño psicológico
Expertos en salud mental han advertido lo daños emocionales causados por los apagones.
“Los servicios básicos son imprescindibles e irrevocables para la construcción emocional de la concepción de la calidad de vida. La incertidumbre en Venezuela es el combustible de los trastornos de ansiedad”, destacó la psicóloga Mary Carmen Rivas, durante un foro que congregó a especialistas en el área.
Lo malo está asociado a lo oscuro. Por ello, las consecuencias del racionamiento eléctrico incluyen: ansiedad, angustia, miedo intenso, pánico o depresión; heridas que no han sanado porque el estímulo agresor es continuado.
“Lo que comenzó como un problema eléctrico es ahora una forma masiva de maltrato psicológico. Con los apagones, hay ruptura de la capacidad de organización de la gente. Además, observamos problemas de autoestima derivados a la imposibilidad de lograr productividad y autosustentabilidad».
Quienes viven sometidos a los duros racionamientos piden un auxilio desesperado. Esta tortura diaria carcome la ya débil salud mental de una población sumida en el olvido.
