A pesar de la malas circunstancias que hemos tenido que vivir una buena parte del ciudadano venezolano, no debemos perder la Fe, de que volvamos a tener una nueva vida, que regresara a la normalidad en una forma global. Donde haya espacio para todos y regrese el mundo de la amistad, confianza, el saludo cordial, las buenas relaciones, la unión familiar y de amigos; como los cumpleaños, bautizos. Todo esto hoy suprimido al extremo que se ha terminado, hasta las visitas familiares, el abrazo a sus hijos y nietos que tanto alimenta el alma. Lo triste de ver las habitaciones vacías, con las paredes crujiendo como adoloridas por falta de calor humano; que se han ido a darle ese calor a tierras lejas; que nunca habían pasado por sus mentes, ni dejar su hogar y sus padres con una permanente lagrima y dando bendiciones al aire, con un corazón reprimido y quizás un agotamiento físico y que en nada le ayuda a ser feliz. Esto hoy completado con el virus chino o como se llame, pero que también tiene su fecha de vencimiento y será dominado más pronto que tarde. Porque así lo dispuso Dios, que iluminara a la ciencia médica que estamos seguro no escatimaran esfuerzos. “Si realmente queremos amar, tenemos que aprender a perdonar,” palabras de la Madre Teresa de Calcuta…Por ello no dudemos que volverá una nueva vida, que esta situación crítica pasara pronto y volveremos a una normalidad donde reine el amor y la paz, con la certeza de que el mundo y las naciones sobrevivirán a cualquier pandemia, malos gobiernos y todo tipo de crisis.
Pero esto siempre sucede y pasa. Ningún país se acaba, sobre todo esta patria bella bendecida; con su gente buena, sorprendidos y engañados, en su buena Fe. Aunque sabemos que a uno nadie lo engaña, se engaña uno mismo. Pero quizás necesitábamos esta dosis de crueldad para poder reconocer el valor del amor, la paz y lo que significa un país solvente y productivo; como ha sido y seguirá siendo y seamos participativos en el rescate de una buena educación, de la asistencia de salud, la libertad de acción, el ánimo a contribuir y luchar por el rescate de una patria, donde regrese aquella gente que veíamos en el mundo y que su sueño era vivir en Venezuela. No sé si lo soñé o leí, ojala no sea un sueño que se les devolverá a los dueños de empresas e industrias, tierras y otros que fueron intervenidas o mejor dicho expropiadas a sus legítimos dolientes.
Aparte de resarcirles los daños aunque el dolor, lágrimas y sufrimientos no es posible resarcirlos. Pero recordemos palabras de la Madre Teresa de Calcuta; Repito “SI QUIERES AMAR Y QUERER PAZ DEBES PERDONAR.” Por esto estoy seguro que esta iniciativa sea cierto y positiva, y por el bien de todos volver a ver un país productivo sobre la tierra, no como el destino de los antiguos repartiendo con mano invisible la felicidad y la desgracia entre los hombres creando y destruyendo imperios del sector productivo. Sabemos que el mundo está convulsionado todos en graves problemas pero estamos seguros que también, sobra la voluntad y talentos para superarlos que están por encima de todos lo que nos agobia y esto será muy pronto letra muerta . Y a la vez oír al Doctor Marco Tulio Mendoza, cuando Dijo “Mirando hacia al fondo del pasado solo me arrepiento de haberme distraído ocasionalmente en permitirme rumiar perdidas y cultivar resentimientos.
“Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país”.
José Gerardo Mendoza Durán