A partir del lunes 19 de octubre inició una semana de flexibilización plena en Venezuela, donde se incorporaron nuevos sectores comerciales a los permisos de trabajar en medio de la pandemia de la COVID-19.
Estos permisos, lógicamente, impulsaron a los barquisimetanos a salir a las calles con más «libertad» a hacer distintas actividades. Un ejemplo de ello es el centro de la ciudad, lugar donde muchos ciudadanos suelen asistir para trabajar, hacer diligencias o comprar lo necesario para sus hogares.
Sin embargo, pareciera que la información de la flexibilización plena fue sinónimo de que la COVID-19 dejó de ser una pandemia que está latente en Venezuela, ya que en esta zona, no existe distanciamiento entre las personas, al contrario, es evidente la aglomeración entre los ciudadanos.
Incluso, el único recordatorio visible que queda en el centro de Barquisimeto de la existencia del coronavirus, son los tapabocas. Y cabe destacar que esta medida de prevención no es practicada plenamente, debido a que muchos habitantes salen de sus casas sin la mascarilla, o utilizándola de manera equivocada.
En síntesis, el llamado a la flexibilización es un tiempo esperado por muchos ciudadanos quienes intentan aprovechar la semana para trabajar y conseguir los recursos económicos necesarios, pero también, significa un desafío directo contra el coronavirus, el cual continúa dejando cifras lamentables en Venezuela y el mundo.
En una serie de fotografías captadas por el equipo periodístico de Elimpulso.com, se puede corroborar como muchos barquisimetanos andan por el centro de la ciudad sin el tapabocas, exponiéndose a un posible contagio de COVID-19, y peor aún, exponiendo a sus similares que también frecuentan por dicho lugar.