Al que es considerado el primer pintor del estado Lara aún lo acompañan varias incógnitas por despejar, entre éstas la filosofía predominante en su obra, identidad, oficio y posibles discípulos que quizás se extendieron a la vecina población de Quíbor.
En este mini-ensayo abordamos nuevos aspectos de la obra del emblemático Pintor del Tocuyo, como la relación entre ideas filosófica-religiosas y artística-estéticas. Ello en un intento por evitar las manidas versiones de versiones.
De tal modo, la historia del arte y la cultura también nos revelan importantes pistas sobre la vida del hombre en un determinado período. Por el arte nos acercamos al lado estético de una obra determinada. Mientras que si añadimos la filosofía reinante conocemos su forma de pensar e interpretación de la vida, el mundo, universo y la naturaleza. Así ternemos una visión racional de su existencia.
Es a partir de 1682 cuando principia la labor de este artista en los ámbitos de El Tocuyo donde plasma más de cien obras de carácter religioso en que convergen expresiones artísticas de la Edad Media y el Renacimiento. Lo hace bajo el influjo condicionante de la Iglesia Católica patrocinadora entonces del arte y cultura para la restringida élite religiosa, económica y civil. Será hasta 1702 cuando se prolongará su fructífera actividad artística considerada por Willy Aranguren un hito de la cultura regional.
Al momento de su aparición el movimiento barroco estaba en boga en Europa en el marco del Renacimiento. Un arte tipo respuesta de la Iglesia Católica ante el avance de las ideas reformistas y racionalistas en Europa que atentaban contra los intereses de la religión. En pintura se caracteriza entre otros rasgos por su realismo en las figuras, efectos de la iluminación y la excesiva ornamentación.
Un arte replanteado
Durante la Colonia en Venezuela y América Latina se desarrolla este movimiento del arte con variadas expresiones que comprende la pintura, literatura, música y arquitectura.
En las artes plásticas de la región su principal representante es El Pintor del Tocuyo, un artista anónimo de quien apenas se tiene el testimonio de su portentosa obra que acomete entre 1686 y 1702.
Se trata de un arte trasplantado desde el viejo continente al recién descubierto Nuevo Mundo mediante el uso de grabados contentivos en su mayoría de las imágenes de santos de la fe católica. El pintor local lo que hacía era reproducirlos a su manera en una especie de reinvención, En ese proceso toma parte nuestro personaje con una abundante producción que se calcula en más de cien cuadros. Pese a que se trata de copias el artista concibe obras que quebrantan el canon impuesto por los religiosos. Creaciones en las cuales resalta el barroco menor hecho por estos lares americanos.
Labora bajo estricta vigilancia de la iglesia, pero se las ingenía y coloca elementos criollos en las imágenes entre estos la coloración negra de los rasgos de las vírgenes. Un ambiente inquisitorial que burla y evade al pintar. Recordemos que tenía que pintar como se lo ordenaba el sacerdote. Es parte de su atrevido aporte al margen de los rigurosos controles de la iglesia.
No obstante, en todo momento resalta el talento creador de este artista en medio de condiciones de aislamiento a lo interno y externo. Pues entonces El Tocuyo era un naciente pueblo y Venezuela una descuidada Capitanía General. El único influjo que recibe es el del aprendizaje con los frailes franciscanos en la expoliada periferia del Nuevo Mundo incorporada al sistema económico del mercantilismo.
Pero resulta sorprendente la inventiva como lo asume visto que las suyas son verdaderas joyas artísticas expresión de la cultura regional. Ello por la peculiar manera de desarrollarla con la presencia de elementos del marco local. Por lo que la obra de este tocuyano forma parte de nuestra identidad como pueblo.
Lo estético
La estética conceptualmente es la relación superior entre el hombre y la realidad por medio de su belleza en el objetivo de asimilarla y transformarla. Así en las piezas de este artífice son evidentes elementos estéticos que lo realzan y hacen una referencia de la plástica del periodo colonial en Lara y Venezuela.
El hecho de no limitarse a reiterar el canon trazado por sus tutores constituye un audaz ademán que lo incorpora a la historia de la cultura y arte larenses. El historiador Arnaldo Guédez nos relataba que éste introduce elementos autóctonos en su obra en abierto a la estricta vigilancia del sacerdote.
En su obra de carácter netamente religioso son apreciables entre otras los siguientes rasgos:
- Un fino dibujo
- Despliegue del claro oscuro con marcada luz
- Leve dinamismo
- Prevaleciente cromatismo con los colores cálidos
- Espiritualidad al evadir lo cotidiano y prosaico
- Acentuada solemnidad
- Presencia de simetría
- Confesional coloración de la vestimenta de las figuras
Cumple una labor muy productiva visto que se calcula en más de 100 cuadros su obra en el lapso de unos 20 años. De los mismos apenas se preservan 20. Se trata de una obra considerable si tomamos en cuento el lento ritmo con que la ejecuta. Es sin duda, el máximo representante de la pintura colonial en el estado Lara.
Entre sus cuadros ocupan nuestra atención tenemos “La Inmaculada Concepción, San José con el Niño y San Francisco de Asís” matizada por los colores cálidos, entre estos el amarillo y anaranjado de fondo. Resalta el magnífico dibujo de las imágenes y el cuidado tratamiento del vestido de la virgen. Es una creación figurativa en que destacan los factores de la gestualidad y sicología del motivo humano que el autor capta y plasma con mucha habilidad.
Mientras que en “San Miguel Arcángel entre San Francisco Javier y San Francisco de Asís” inventa una dramática atmosfera con los tonos oscuros en que combina el blanco con el negro. El Santo se muestra en posición desafiante, espada en mano, como anunciando su fiera lucha con el Diablo. Los pliegues de las sotanas denotan dominio de la línea. El cuadro exhibe una mercada simetría. También destaca el uso en el fondo del color nácar por demás muy atractivo. Simbólicamente es el enfrentamiento entre el bien y el mal.
Los detalles sobre su persona son exiguos. Circula la hipótesis de que fue un fraile franciscano, pero todo responde al mundo de las especulaciones aún por confirmar. Por el lapso de más de 300 años fue desconocidos en Venezuela. Su descubridor y estudioso es el crítico de arte Alfredo Boulton.
Este recio oficiante plástico evidencia una capacidad para crear sensaciones diversas, entre éstas la de la espiritualidad y misticismo. Un atributo que lo distingue en aquella floreciente estancia de nuestra pintura.
Sorprende su manejo de la profundidad espacial, pese al ambiente metafísico en el que se desenvolvía. Es un tema al que nos referiremos próximamente de forma exhaustiva.
Por ende, el Pintor del Tocuyo es un valor de nuestra identidad y cultura regional conocido a partir del siglo XX. Se trata de una emblemática figura con cuya obra se inicia la plástica del periodo de la Colonia en Lara capaz además de generar valores propios.