Europa fue el continente más golpeado al principio de la pandemia, durante los meses de marzo y abril, de hecho, Italia estuvo por largo lapso como el foco principal presentando cifras alarmantes de casos y muertes por COVID-19.
Aunque luego, con la llegada del virus a América, países como Estados Unidos, Brasil, Perú y Colombia comenzaron a reportar un alto número de contagios diarios y el foco se desplazó de continente.
Pero, ante una tensa calma, Europa está registrando rebrotes contagiosos, conocidos como la segunda ola del coronavirus y las autoridades de varios países están reestructurando sus estrategias para combatirla.
Esta segunda ola está afectando, sobre todo, a las grandes ciudades y los gobiernos están recurriendo de nuevo a la limitación de la vida social y de la actividad nocturna para frenar su expansión.
En España, un país tremendamente afectado durante la primera ola, las autoridades ordenaron los cierres de bares y restaurantes, restringieron la circulación y estudian la posibilidad de volver al confinamiento.
El Dr. David Nabarro, enviado especial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la COVID-19, indicó para medios internacionales que «Los confinamientos solo tienen una consecuencia que uno nunca, nunca debe menospreciar, y es que hacen a los pobres mucho más pobres»… “el problema era utilizar los confinamientos como «el principal medio de control», acotó.
Mientras tanto, El Reino Unido ha notificado altos picos desde junio con 19.724 nuevos contagios y 137 personas fallecidas. Irlanda del Norte anunció cierre de bares y restaurantes por un mes.
Rusia, la de la “vacuna registrada”, también registró récord de contagios diarios con 14.321 y 239 fallecidos. Están estudiando un nuevo confinamiento. En Bélgica, se calcula que, de seguir el ritmo de contagios, coparán las unidades de cuidados intensivos en noviembre y República Checa volvió al confinamiento parcial.